La Cumbre del G20 dará la oportunidad al país de traer conversaciones globales, que ya en los últimos meses nutrieron al Congreso

Hay un brecha de cara a la Cumbre de Líderes del G20 . De un lado, Mauricio Macri aspira a mostrar la presidencia de la Argentina como un éxito de su liderazgo global y que traerá beneficios al país. Así lo creen cerca suyo.
Cuentan que quedó demostrado en distintas oportunidades a lo largo del año en que estuvo frente al grupo.
Por ejemplo cuando puso un pie en enero en Moscú, Davos y Paris o, más tarde, cuando recibió apoyo de Estados Unidos para sortear la crisis cambiaria local.

Del otro lado, en cambio, hay otra percepción. Analistas y especialistas aguardan de manera escéptica el debate en la reunión de líderes, en particular, su declaración conjunta. No vislumbran avances significativos en cuestiones como el comercio global o el cambio climático, por nombrar dos de los ejes que más ruido provocan.

Tal vez por esto último, al lado de Macri, y por lo bajo, se conforman con que el Presidente muestre capacidad para que las diferencias entre los miembros del grupo no se amplifiquen.

Laura Jaitman, representante argentina del canal de Finanzas y que trabaja en el Ministerio de Hacienda, anticipa que la organización pretende una declaración final más breve que las 14 páginas acordadas en Hamburgo 2017. Se verá.

Argentina habla con entusiasmo sobre el desarrollo y el resultado de la reunión. Tanto, que luce a contramano del espíritu de época. Días atrás, en un encuentro cerrado, Jaitman no dudó en señalar que “vamos a culminar una presidencia exitosa”.

¿A qué se refiere la Argentina con “exitosa”? Primero, el G20 en Buenos Aires es el evento internacional más importante de la historia argentina.

Segundo, que el país mantuvo el diálogo vivo y abierto en un contexto global donde hubo problemas entre los socios del grupo, caso Estados Unidos y China. Tercero, Argentina impulsó tres temas para la agenda que tratarán los líderes: el futuro del trabajo, el desarrollo de una clase de activo para el financiamiento de proyectos de infraestructura y la sostenibilidad alimentaria.

Para muchos resulta algo elusivo señalar las ventajas para el país de esta agenda. Los funcionarios responden al escepticismo señalando que “hay que ver más allá de la coyuntura” porque una Argentina inserta en la discusión global resultará en más beneficios.

La evidencia muestra que los países que más crecieron en las últimas décadas son los que más se abrieron.
Pero el interrogante no radica allí sino hacia dónde se está dirigiendo el propio mundo. Jaitman reconoce que “el contexto político y económico global en el que se desarrollará este G20 es más complicado que el de hace un año atrás, en Hamburgo”. Las diferencias sobre el comercio global y el cambio climático son explícitas. A tal punto que esta economista, que tiene su oficina en el Ministerio de Hacienda, anticipa que se negociarán aspectos del borrador final “hasta el 1 de diciembre a última hora”.

Roberto Bouzas, profesor de la Universidad de San Andrés y experto en cuestiones internacionales, resume este espíritu de época: “Sin duda, el comercio y el cambio climático han amplificado los conflictos desde la cumbre de Hamburgo. No es fácil advertir en qué medida Buenos Aires podría acercar posiciones en esas materias.

La administración Trump ha dado muestras sobradas de que le consigna ‘America First’ significa exactamente eso”.
El Gobierno se jacta de que la Cumbre del G20 sirve al país. Un beneficio, contrafáctico, podría ser que Argentina no habría recibido US$ 57.100 millones del FMI si no era sede del G20 este año. Funcionarios admiten que la Cumbre no se celebra en el mejor momento del Gobierno y la economía doméstica. Sin embargo, aseguran, el G20 permitió devolver a la Argentina al debate global.

De todo esto se habló hace unos días en la Fundación Alem. Julia Pomares, directora ejecutiva de Cippec, opinó que el G20 “dará la oportunidad al país de traer conversaciones globales”.

Además, los meses previos de preparación sirvieron para “nutrir de esa conversación al Congreso”. En esa charla, el sherpa Pedro Villagra Delgado contó que “si se espera que Argentina arregle la guerra comercial EE.UU.-China, no lo vamos a poder hacer. No este sherpa”.

¿Y entonces? ¿Qué veremos? “Muy posiblemente uno con una declaración final en el que los países se comprometan a pocas acciones concretas”, aventura Bouzas. “Si bien el solo hecho de que los líderes de un grupo importante se reúnan periódicamente y sus burocracias públicas desarrollen un activo proceso de intercambio es algo positivo, el G20 corre el riesgo de convertirse en uno más de los múltiples ámbitos rutinarios de socialización internacional”.

Daniel Kerner, analista política de Eurasia Group con sede en Washington, opina que se verá “un encuentro en donde la arquitectura que regula las relaciones internacionales está en seria discusión, en gran medida porque Estados Unidos las quiere desarmar, ya no cree en el orden multilateral dominado por ellos, China intenta ganar más influencia y los demás tienen poca capacidad para armar algo alternativo o mantener lo que hay. Al mismo tiempo, varios de los principales lideres tienen problemas domésticos serios”.

La mayor atención de la cumbre estará en el encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping, reconocen cerca de Macri y otros ámbitos diplomáticos.

“¿Habrá acuerdo Washington-Pekín? “No sería sorprendente que las señales sean positivas, los dos gobiernos quieren evitar un conflicto serio, pero difícil que puedan llegar a un acuerdo muy ambicioso”, dice Kerner.
El 1 de diciembre Trump y Xi hablaron por teléfono. Los negociadores exploran salidas.
Por último, en el G20 habrá un debate sobre los niveles de cuotas y contribuciones de los países al FMI. Su resultado final se verá recién en 2019.

¿Y que expectativas hay en el mundo con este G20? ¿Qué se dice? “Pocas”, dice Kerner. “El mundo se ve cada vez mas inestable desde el punto de vista geopolítico, el arquitecto del orden internacional no tiene interés en este tipo de instituciones, y los países tienen cada vez menos capacidad para actuar de manera conjunta en temas globales. Difícil que esto cambie”.

Para Bouzas, “las expectativas son muy diversas, pero el solo hecho de que haya un foro regular de diálogo entre líderes y burocracias es importante.

Cabe preguntarse si con la amplitud temática que ganó la agenda del G20 no se están, de hecho, duplicando agenda, foros y mecanismos”.

Bouzas hace un punto. El G20 tuvo momentos de relevancia cuando debió resolver o armonizar respuestas a problemas concretos como la crisis de 2008. Y lo fue en buena medida porque la administración Obama tomó una actitud resuelta para enfrentar la crisis que luego socializó. “Si el instrumento sirve para ese objetivo, bienvenido sea. Pero quienes ven en el G20 un nuevo instrumento de coordinación global muy probablemente exageran”.

Desde el T20, la usina del G20 que agrupa a 140 think tanks del mundo, elaboraron un documento que será elevado a los líderes. Pomares contó uno de ellos mirando hacia adelante.

“Imaginamos la gobernanza global en 2030, ¿cómo hará el G20 para regular el poder de Google o Amazon? ¿Cuál sería su rol?”, se preguntaba Pomares.

“Aunque suene a ciencia ficción, se trata de cómo anticipar cambios y transformar la política para tener las armas y ser protagonista de la conversación global”.

Según los expertos, la declaración final tendría pocos compromisos concretos de los países. Tal cual viene sucediendo.

LAURA JAITMAN Representante argentina G20
“Vamos a culminar una presidencia del G20 exitosa. El país mantuvo el diálogo abierto y vivo en un contexto global donde hubo problemas entre miembros del grupo”.

JULIA POMARES Directora ejecutiva de Cippec
“El G-20 significa una oportunidad para el país. Pero hay que ir más allá de la coyuntura y pensar el mundo y la gobernanza global dentro unos años”.

ROBERTO BOUZAS Universidad de San Andrés
“El G20 corre el riesgo de convertirse en uno más de los múltiples ámbitos rutinarios de socialización global.
Es posible ver una declaración con pocos compromisos”.

DANIEL KERNER Eurasia Group
“Hay pocas expectativas con este G20. Podría haber un acercamiento Trump- Xi, no quieren escalar el conflicto. Pero no se ve un acuerdo muy ambicioso”. 

Fuente: Clarín

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Julia Pomares

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