La masculinización del G20 refleja la segregación horizontal y vertical de las mujeres en el mercado de trabajo

Tras la cumbre del G20 que se realizó en Australia, surgió el Women20 (W20), una red transnacional que reúne a mujeres líderes de la sociedad civil, negocios, emprendimientos y think tanks que busca influir en la agenda de los grupos de toma de decisión del G20, y de incidir en las políticas públicas para incrementar la participación de la mujer.

Encabezado por Susana Balbo, y cuya cumbre se realizará el 2 y 3 de octubre en el CCK, el W20 busca sostener el desarrollo de los ejes que se trabajaron en las ediciones anteriores. El trabajo se estructura en cuatro ángulos:
El W20 apunta a generar las condiciones para que aumente la participación femenina en el mercado de trabajo en condiciones de equidad. Según Gala Díaz Langou, directora del programa de Protección Social de Cippec, “en la Argentina, la brecha en los salarios mensuales de mujeres y varones se estima en 25% a favor de estos, y desaparece al controlar el salario por horas, sector y puesto”.

La brecha salarial, explica, esconde tres cuestiones: mayor pobreza de tiempo de las mujeres para ofertar horas al mercado de trabajo; “paredes de cristal” (se insertan mayoritariamente en los sectores menos dinámicos de la economía) y “techos de cristal” (lacceden en mucha menor medida a los puestos jerárquicos).

Si bien las mujeres representan al 60% de los graduados universitarios, solo son un tercio de la fuerza de trabajo. Empoderarlas también genera economías más inteligentes. “Las recomendaciones incluyen proveer servicios e infraestructura de cuidados, asegurar mecanismos basados en derechos de protección social para incluir a los trabajadores en formas atípicas de empleo y estrategias para la formalización de trabajadores en el sector informal, entre otros”, dice.

Según la OIT, solo el 19% de los altos cargos son ocupados por mujeres y menos del 5% en las corporaciones más grandes. “Las cuotas de género son efectivas para aumentar la participación en puestos de toma de decisión. No son contradictorios a la meritocracia”, agrega Langou.

En el mundo hay 200 millones menos de mujeres que de hombres que tienen acceso a un celular y 250 millones menos que hacen uso de Internet. Eso se traduce en la desigualdad en el acceso a oportunidades y la brecha se amplía en los países más vulnerables.

“Las tecnologías digitales empoderan a las mujeres y les proporcionan acceso a información, servicios y oportunidades”, detalla María del Carmen Bernal, socia fundadora de Dalia Empowerment y Embajadora de Catalyst en México.

La educación es uno de los pilares: solo el 35% de todos los estudiantes matriculados en disciplinas STEM son mujeres. “Si no se aborda la brecha digital de género, se pueden exacerbar las desigualdades”, señala Bernal y detalla las recomendaciones: diseñar políticas que superen las barreras de acceso y uso; disponer de infraestructura, costo y el acceso.

Solo el 40% de las mujeres de los países del G20 tiene acceso a una cuenta bancaria. “No se puede pensar en autonomía ni contribución al desarrollo sin tener acceso al mercado financiero”, subraya Silvia Torres Carbonell, directora de Centro de Entrepreneurship del IAE Business School y presidente de International Women’s Forum Argentina. Si las mujeres participaran en la economía en la misma medida que los hombres, el PBI anual aumentaría 26% para 2025 en los países del G20.
Entre los pilares en los avanza, se destaca “establecer metas para la compra de productos provistos por empresas lideradas por mujeres”.

Torres Carbonell asegura que “siendo el Estado el mayor comprador del país, debe generar en su sistema de compras públicas el acceso a las microemprendedoras y a las de alto potencial, tanto en términos de propuesta como de financiamiento”.

El 27% de las mujeres de países del G20 que trabajan lo hacen en actividades agrícolas: producen la mitad de los alimentos del mundo y solo un 4% recibe ingresos propios por el trabajo.
“Las necesidades de las mujeres rurales son muy grandes”, comenta Noemí Medina, productora de cabras e impulsora de la marca colectiva Pastoras del Monte.

Al definir a las mujeres rurales, es importante abordar que están lejos de ser un grupo homogéneo. Estas mujeres representan el 42% ingresos de los hogares rurales en África, el 40% en América y el 32% en Asia. “Planteamos la necesidad de continuar con el apoyo técnico productivo por parte de nuestros asesores”, dice.
Este eje busca promover la inclusión de las mujeres de zonas rurales en el mercado laboral a través del acceso a servicios financieros y digitales,y fortalecer los emprendimientos.

Autor


Gala Díaz Langou

Directora Ejecutiva

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