Aprendices expedicionarios

Salir del aula invita a los estudiantes a dejar de ser observadores y a explorar su mundo con una mirada crítica y compleja, promoviendo una experiencia de aprendizaje activa.

¿Podría una expedición hacer que nuestros estudiantes logren mejores aprendizajes? El Aprendizaje Expedicionario busca reconciliar los saberes escolares con una experiencia activa que involucre críticamente a los estudiantes con su entorno y con su comunidad. Este modelo, que se sustenta en una metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), invita a los docentes a crear expediciones en las que se articulan estudios de casos, proyectos, trabajo de campo, asesoramiento de expertos y aprendizaje en servicio.

Si bien suele aplicarse con más frecuencia en las áreas de ciencias, esta propuesta puede implementarse en todos los niveles educativos, con diferentes grados de complejidad, y también en diferentes asignaturas. La clave es invitarse a salir del aula para convertirse en algo más que observadores.

El objetivo es aprovechar las experiencias concretas e incluso cotidianas para desarrollar una mirada crítica y comprender temas más amplios y complejos, al tiempo que se propone intervenir en el entorno y no sólo aprender de éste. Propone que los mismos alumnos sean agentes de cambio en su comunidad.

¿Cómo funciona?

Lo primero que debe hacer el docente es elegir qué componentes del curriculum pueden ser abordados en la expedición, para luego diseñar preguntas que les permitan a los estudiantes vincular un tema amplio con un asunto local. Esta tarea invita a una reconstrucción de los interrogantes que deberán responder los estudiantes a cada momento. También permite abordar una problemática desde distintos puntos de vista. Por ejemplo, pueden conocer más acerca del suministro del agua, preguntándose acerca de los cuidados del agua de su hogar y cómo repercute el uso que hacen de este recurso en su comunidad.

Una vez fijado el problema e identificados los interrogantes centrales, es tiempo de llevar adelante esta expedición. Docentes y estudiantes deben salir del aula para indagar, explorar, conocer y experimentar. Tendrán que hacer trabajo de campo y también salidas al terreno. Sus preguntas se irán respondiendo a medida que sus interrogantes sean compartidos con sus pares, su familia y también con expertos, quienes pueden ser profesionales especializados en esos temas o bien expertos locales menos formales, miembros de la comunidad.

Cada expedición concluye con la presentación de los resultados en formatos diversos, desde posters a canciones, ensayos, campañas multimedia y otros que resulten adecuados para dar a conocer el proceso de aprendizaje. Pero también se invita a ir más allá y tomar medidas en su comunidad para informar o mejorar lo que los demás saben acerca de lo que han estudiado. A esta acción comunitaria se la denomina aprendizaje en servicio, y se conecta intencionalmente para abordar uno o más asuntos, problemas o conflictos que pueden haber surgido cuando los estudiantes estaban investigando un determinado tema.

Referencias

“Aprendizaje Expedicionario” es una experiencia promovida desde la Universidad de Harvard y actualmente impulsada desde el Departamento de Ciencias del Washington Heights Expeditionary Learning School (Wheels). Otros casos similares son Outdoor Learning o el Proyecto GLOBE, un programa que se describe en esta publicación, así como también Expedición Ciencia, en Argentina.

Fuentes
Hattie, J; Marsh, H. W.; Neill, J. (1997). Adventure Education and Outward Bound: Out-of-Class Experiences That Make a Lasting Difference. Review of Educational Research. Volumen: 67. Tomo: 1, páginas: 43-87. March 1. Recuperado de: https://doi.org/10.3102/00346543067001043.
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