Arquitecturas que sostienen el aprendizaje

Crear espacios abiertos que faciliten la colaboración y permitan cambiar las arquitecturas del modelo escolar del siglo xx.

Las escuelas que conocemos, en general, tienen un diseño que parece asimilado al de la producción industrial. Se trata de configuraciones que parecen sostener la repetición de una tarea estandarizada que todos los estudiantes llevan adelante al mismo tiempo. Un lugar destacado está en general dedicado al docente y, si bien en las últimas décadas se han desdibujado el pedestal y el atril, no lo hizo la centralidad de su ubicación en el aula. Un lugar que bien podría caberle al supervisor en una fábrica.

De manera relativamente reciente el espacio en las organizaciones escolares empieza a ser revisado desde una perspectiva de diseño. Las aulas pueden ser espacios abiertos compartidos por múltiples grupos de estudiantes bajo la figura de un tutor, tal como hemos visto en la escuela GENTE de Río de Janeiro. Brasil. También es posible redefinir algunos espacios comunes como lugares abiertos a la creación y la tarea, como ocurre con los laboratorios de la escuela Nave, también de Río de Janeiro. Y una alternativa que se ha revelado como muy potente en el Colegio Maguen David de la Ciudad de México fue avanzar con el rediseño de espacios claves tales como el de la biblioteca central, devenida media lab y nave insignia de un proyecto de cultura digital.

La tendencia encuentra su fuente de inspiración en el trabajo de Thornburg (2015) quien sostiene que las escuelas deben cambiar para llegar a una población estudiantil diversa e involucrarla. Para ello desarrolla una serie de metáforas -la caverna, el abrevadero, el arenero, la cima de la montaña y el fogón- que sostienen actividades diversas y pueden dar lugar a arquitecturas específicas para pensar el espacio escolar en una perspectiva contemporánea. En definitiva, sostiene, las experiencias de aprendizaje deberían estar solamente limitadas por la imaginación.

¿Cómo funciona?

El rediseño de una escuela puede ser un proyecto encarado con el apoyo de un equipo de profesionales y en general se inicia con un estudio de los usos actuales y los proyectados para sostener aquellas formas de aprendizaje que se pretende favorecer. En este sentido, es interesante que todos los actores de la comunidad educativa tengan voz en este proceso. También puede ser encarado como un proyecto acotado, que avanza sobre algunas áreas y va haciendo reconstrucciones pequeñas que se estudian en su impacto.

Algunas adaptaciones simples pueden estar referidas a la identificación de:
• Espacios cerrados para actividades reflexivas.
• Espacios pequeños y cálidos que invitan a la conversación.
• Espacios intermedios en pasillos con mesas móviles y adaptables para el trabajo en grupos de diferentes tamaños.
• Espacios amplios renovados a través del color para las reuniones más informales.
• Espacios que conectan otros espacios a través de intervenciones que simulan puentes o senderos.
• Espacios en los que se integran gradas para invitar al debate en las áreas comunes de la escuela.

Al decir de Rosan Bosch: “Es nuestro deber crear entornos de trabajo donde los estudiantes progresan y se sienten felices de estar en el colegio” .

Referencias

Una referencia imprescindible para pensar este tema es el proyecto arquitectónico de las escuelas Vittra de Suecia llevado adelante por Rosan Bosch. El diseño sostiene los métodos pedagógicos del colegio y busca ofrecer distintos escenarios dependiendo de la situación educativa. Véase: http://www.rosanbosch.com/es/project/escuela-vittra-s%C3%B6dermalm#

Fuentes
Thornburg, D. (2015) From the Campfire to the Holodeck: Creating Engaging and Powerful 21st Century Learning Environments. Nueva York: John-Wiley-Sons-Inc. Piscitelli, A. (2016) “Arquitecturas cognitivas en tiempos de desasosiego”. Filosofitis. Disponible en: http://www.filosofitis.com.ar/2016/06/12/arquitecturas-cognitivas-en-tiempos-de-desasosiego/

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