Dispositivos de continuidad pedagógica: Escuelas de verano e invierno

Las escuelas de verano a invierno son un dispositivo que busca dar respuesta al problema de la repitencia y de los malos resultados de los estudiantes que se llevan materias, sin descuidar los aprendizajes.

Para no pocos estudiantes y docentes, la escuela es vivida como un destino inquebrantable, expresado en categorías homogéneas (buenos estudiantes, malos estudiantes), predictivas del éxito o fracaso vital. ¿Es posible crear instancias nuevas para acompañar a los estudiantes antes de que caigan en un abandono pedagógico? La escuela de verano e invierno es un dispositivo que busca dar respuesta al problema de la repitencia y de los malos resultados de los estudiantes que se llevan materias, sin descuidar los aprendizajes.

Algunos de los objetivos de esta propuesta son: rearmar con los alumnos los circuitos de aprendizaje y acompañarlos para que preparen sus materias; brindar la oportunidad de que el estudiante pueda insertarse en la segunda etapa del año, para que no se suelte de la trama educativa y pueda seguir con sus aprendizajes (en el caso de la escuela de invierno); impedir que el estudiante se presente a las materias sin la debida preparación; y evitar la repitencia.

¿Cómo funciona?

Un rol fundamental es el que cumplen los acompañantes, ya sea docentes o ex alumnos, quienes están a disposición de los alumnos que participan de esas instancias, para construir un diálogo que deriva en la construcción de una hoja de ruta. La misma consiste en explicitar los pasos que tiene que dar para aprobar, los temas y las fechas de preparación. Además, es la personalización del programa para cada joven, pudiendo priorizarse en ella distintos tipos de aprendizaje.

El Equipo de Orientación es el encargado de ajustar esta herramienta a las necesidades pedagógicas de cada estudiante, buscando aprovechar su mejor forma de acceso a los aprendizajes, priorizando su mejor canal de expresión, mientras que es el profesor de la materia quien avala el cumplimiento de la propuesta.

Cuando se inicia el proceso, se convoca a los padres o tutores para que conozcan el recorrido propuesto, el plan pedagógico y el cronograma obligatorio, con la intención de que también puedan acompañar al alumno. Para aprobar la materia, los estudiantes deberán cumplir con requisitos que la institución proponga, según la etapa del año en la que se desarrolle. Dependiendo el caso, el aprendizaje de los contenidos dispuestos en la hoja de ruta puede ser evaluado con un criterio de “aprobado / desaprobado”.

Referencias

Este tipo de dispositivo, con distintas variantes, es y ha sido implementado desde hace tiempo por muchísimas instituciones escolares. La ampliación del trabajo escolar más allá del horario y los meses reglamentarios de clase, además de ampliar las oportunidades de aprendizaje y continuidad para los estudiantes, colabora a generar un sentido de identidad y pertenencia institucional.

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