Grupos interactivos: alcanzar la equidad en la diversidad

Se puede cambiar la organización de los grupos dentro del aula promoviendo un diálogo igualitario y potenciando el aprendizaje con la diversidad de los alumnos.

¿Cómo trabajamos con la diversidad de alumnos dentro de las aulas? Grupos Interactivos es una forma de organización inclusiva dentro del aula en la cual la diversidad es una característica fundamental para que todos los alumnos puedan mejorar sus aprendizajes. Agrupados de manera heterogénea, los estudiantes logran afianzar sus conocimientos en la medida en que interactúan entre sí, en un entorno de diálogo igualitario y solidaridad.

La clave para que todos puedan resolver la actividad que plantean los adultos es el diálogo entre los alumnos. Cuando uno de los integrantes del grupo tiene una dificultad para resolver el ejercicio, le consulta al resto de los compañeros de su grupo. Así, en una misma dinámica, todos aceleran sus aprendizajes y se promueve una mejora del clima en el aula a partir de la solidaridad en las relaciones entre pares. La presencia del voluntario adulto es fundamental para garantizar que los estudiantes interactúen entre sí, en un clima de solidaridad.

Esta organización permite que, en la diversidad, todos adquieran los contenidos dados en clase. Amplía el horizonte del aula hacia la comunidad, favorece el intercambio entre una multiplicidad de actores y ejercita el diálogo, la solidaridad y la amistad.

¿Cómo funciona?

Grupos Interactivos es una estrategia para trabajar temas que ya han sido introducidos, de una misma asignatura. El docente organiza a los alumnos en grupos reducidos (entre 4 y 6 alumnos), lo más heterogéneos posibles (en cuanto a nivel de conocimientos, género, cultura, religión). Es prioritario garantizar que en cada grupo haya alumnos con diferentes habilidades y distintos niveles de aprendizaje. Una vez agrupados, los estudiantes tendrán que resolver una misma actividad de forma individual, en un período de tiempo de entre 15 y 20 minutos. Pasado este tiempo, cada grupo rota hacia otra mesa, en la cual tendrán que resolver una actividad diferente. Deben prepararse tantos ejercicios como grupos existan, de modo que al terminar la hora los equipos hayan rotado por todas las actividades. En una clase donde normalmente el docente puede desarrollar entre una y dos actividades de ejercitación, los alumnos aprovechan al máximo el tiempo y completan entre 4 y 6 ejercicios.

En cada uno de los grupos está presente un voluntario adulto externo: puede ser un familiar de algún alumno, un estudiante de una universidad cercana, un vecino, un auxiliar de la escuela. Estos voluntarios se acercan a la escuela unos minutos antes de que comiencen los grupos interactivos, de manera tal que el docente pueda explicarles con qué actividades van a estar trabajando. El rol del voluntario no desdibuja el rol del docente. Por el contrario, permite que quien está a cargo de la clase pueda trabajar con aquellos estudiantes que presenten mayores dificultades o inquietudes.

El voluntario interviene para propiciar que los alumnos se ayuden entre ellos cuando se necesite, respetando el turno de palabras de cada integrante. No es necesario que tenga dominio sobre el contenido que se está trabajando, ni tampoco que sepa leer y escribir, o resolver operaciones matemáticas. Su aporte en el grupo está vinculado a su inteligencia cultural como facilitador del diálogo.

Referencias

Los Grupos Interactivos es una de las siete actuaciones educativas consolidadas a partir de la investigación INCLUD-ED (CREA, 2011), que alcanzan mejores resultados de aprendizaje y una mejora en la convivencia escolar en diversos contextos.

Fuentes
Aubert, A, A. Flecha, C. García, R. Flecha y S. Racionero (2008) Aprendizaje Dialógico en la Sociedad de la Información. Barcelona: Hipatia.     CREA (2011). “INCLUDE ED Project: strategies for inclusion and social cohesion in Europe from education. Final Report”. Barcelona: Universidad de Barcelona.  Habermas (2001), Teoría de la acción comunicativa. Madrid: Taurus.  Vygotsky, L. S. (1995). Pensamiento y Lenguaje. Barcelona: Paidós.
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