La boleta única y el comportamiento electoral: la experiencia de las provincias argentinas

Publicado el 11 de junio de 2025

La Ley 27.781 reemplaza el sistema de boletas partidarias que históricamente se utilizó en las elecciones nacionales, por un sistema de boleta única. El nuevo instrumento de votación deberá implementarse por primera vez en las elecciones legislativas de 2025. Con el fin de aportar evidencia que contribuya a informar el proceso de implementación, este documento analiza las experiencias de las provincias de Santa Fe, Córdoba y Mendoza con reformas similares y, a partir de ellas, busca entender qué efectos cabe esperar en el comportamiento electoral. Específicamente, si el cambio afecta: a) la probabilidad de emitir votos en blanco y votos nulos y b) la probabilidad de votar por distintos partidos para las categorías ejecutivas y legislativas. También, este trabajo analiza si estos efectos en la conducta de los votantes se reflejan en la fragmentación del sistema de partidos.

Las tres provincias experimentaron algún tipo de deterioro del voto positivo a partir de la reforma, especialmente en las categorías legislativas. La reducción es más marcada y persistente cuando todas las categorías son presentadas en la misma boleta –como en Córdoba y Mendoza–, porque una
porción de los/as electores/as marca solamente la opción para la categoría gobernador/a. En cambio, las boletas separadas por categoría –como la santafesina– aumentan la probabilidad de que el electorado hagan una marca por cada categoría de cargos en juego.

En cuanto a la probabilidad de votar al mismo partido para todas las categorías, también hubo una reducción en los tres casos, aunque el efecto cambia dependiendo del tipo de boleta. La boleta santafesina (que presenta la oferta electoral por categoría) parece alentar el voto cruzado en mayor
medida y, como consecuencia, una mayor fragmentación en las categorías legislativas que en el ejecutivo provincial. En cambio, las boletas de Córdoba y Mendoza (que presentan la oferta por partido) parecen facilitar la congruencia entre el voto en ambas categorías. Por último, el análisis del voto cruzado o “corte de boleta” no revela patrones que indiquen que algún partido ha sido sistemáticamente más afectado que otro.

La boleta seleccionada para las elecciones nacionales es un modelo intermedio entre las utilizadas en Santa Fe y Mendoza. La oferta se presenta toda junta y por partido como en la boleta mendocina, pero la ausencia de un casillero de “voto lista completa” obliga al votante a realizar una marca por
categoría como ocurre en Santa Fe. A la luz de la evidencia, es de esperar que la organización de la oferta por partido haga que disminuyan los votos afirmativos en las categorías legislativas por cansancio, desinterés o falta de información. Al mismo tiempo, la ausencia de un casillero de “voto
lista completa” puede favorecer un “corte de boleta” mayor al observado en Córdoba y Mendoza y acentuar la fragmentación legislativa.

Tanto la reglamentación del diseño de la boleta como la campaña de información y capacitación deberían tener en cuenta estos incentivos y adoptar medidas para evitar la pérdida de votos positivos y permitir que los y las votantes puedan expresar su preferencia por un mismo partido de manera
clara y sencilla. Para lograrlo, resulta crucial que se realicen pruebas de facilidad de uso. Entre los elementos a poner a prueba se destacan: los criterios posibles para definir el orden de las agrupaciones; la posición del casillero para marcar la preferencia; las opciones de ubicación, texto y
diseño de las instrucciones; y el uso de los colores y las líneas para organizar la información. Como ocurre con el desarrollo de cualquier herramienta de uso masivo, poner a prueba distintas variantes de diseño es la metodología para garantizar que los distintos grupos poblacionales que componen el
electorado nacional puedan expresar su voto con facilidad. Además, las pruebas pueden aprovecharse para ajustar el procedimiento de las mesas y de los establecimientos al nuevo instrumento de votación.

Guía para el uso de IA en el sector público en Argentina

Publicado el 23 de mayo de 2025

¿Puede la inteligencia artificial cambiar la forma en que gobierna el Estado? 

La inteligencia artificial (IA) ya no es un concepto de ciencia ficción ni un lujo reservado al sector privado. Es una herramienta poderosa capaz de transformar la manera en que los estados diseñan e implementan políticas públicas, y la forma en que se relacionan con la ciudadanía.  

Con esta premisa, CIPPEC elaboró una guía para el uso responsable y estratégico de la IA en el sector público argentino. El documento, elaborado con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos, busca ayudar a funcionarias y funcionarios de todos los niveles de gobierno en Argentina a tomar decisiones informadas y éticas sobre la incorporación de sistemas de IA.  

¿Por qué es urgente hablar de esto hoy? Porque el uso de IA en el sector público ya está en marcha: desde chatbots que atienden al público hasta algoritmos que analizan datos judiciales o educativos. Y todo parece indicar que el proceso de incorporación de sistemas de IA seguirá creciendo de forma exponencial en los próximos años. Pero sin estrategias claras y marcos éticos robustos, se corren riesgos que van desde la ineficiencia en la aplicación de recursos, hasta la exclusión o toma de decisiones en base a sesgos.  

La guía no solo ofrece definiciones clave y marcos conceptuales, sino que propone siete recomendaciones concretas para avanzar de forma ética, eficaz y escalable. Entre ellas se destacan: diseñar una estrategia de IA para el Estado; adoptar un enfoque de pilotos controlados; establecer marcos de gobernanza y regulación; invertir en talento público; asegurar la interoperabilidad de los datos; garantizar la transparencia y trazabilidad de los sistemas; y evaluar de forma continua su impacto social y ético. 

En tiempos donde la transformación digital del Estado ya no es una opción, sino una necesidad, esta guía propone un camino posible. 

 

 

Tres llaves para construir la mejor Argentina posible 

En búsqueda de equidad y sostenibilidad: Una propuesta para reordenar el Sistema Previsional Argentino

Publicado el 4 de diciembre de 2024

El documento aborda los desafíos más urgentes del sistema previsional y propone un reordenamiento integral que permita preservar su alta cobertura, al tiempo que se logran mayores niveles de equidad y sostenibilidad fiscal. 

El sistema previsional argentino es uno de los más antiguos del mundo y se destaca por su amplia cobertura: el 95% de los mayores de 65 años recibe algún beneficio previsional. Sin embargo, esta extensión se sostiene sobre un gasto público que equivale al 10% del PBI, una carga fiscal que aumenta en un contexto de envejecimiento poblacional. Además, el esquema actual presenta profundas inequidades, como la exigencia de 30 años de aportes para acceder a una jubilación completa, una regla que deja fuera a gran parte de los trabajadores y motivó el uso de moratorias. 

Para corregir estas falencias, CIPPEC propone un nuevo diseño basado en dos componentes: una prestación básica universal, que garantice un ingreso a todos los mayores de 65 años, y una prestación proporcional que reconozca todos los aportes realizados. Esta estructura permitirá eliminar las moratorias y promover una distribución más equitativa de los beneficios.  

La propuesta también busca ordenar el esquema de beneficios por invalidez y fallecimiento, que permite el otorgamiento de pensiones sin los controles necesarios y la duplicación de beneficios de jubilación y pensión, generando injusticias y costos fiscales excesivos.  

Asimismo, el informe destaca la necesidad de revisar los casi 200 regímenes de excepción existentes, que concentran el 40% de los beneficios y suelen percibir ingresos mucho mayores que los del régimen general, pese a ser financiados en parte por el resto del sistema o por recursos del tesoro. La propuesta plantea suspender la creación de nuevos regímenes, mantener aquellos que sean indispensables bajo reglas claras de financiamiento, y avanzar hacia la integración de los restantes al esquema general, respetando y premiando los aportes adicionales que se hayan realizado. 

La reforma propuesta por CIPPEC busca responder a los desafíos de un sistema que, si bien garantiza ingresos para la mayoría de los adultos mayores, lo hace a costa de importantes desigualdades e ineficiencias. Este reordenamiento permitiría utilizar los mismos recursos actuales para proteger mejor a los sectores más vulnerables, asegurando un marco fiscal consistente y equitativo en el tiempo. Con esta iniciativa, CIPPEC renueva su compromiso de contribuir al diseño de políticas públicas que impulsen un desarrollo sostenible y más justo para todos.

El diseño de sistemas provinciales efectivos de evaluación de aprendizajes en Argentina

Publicado el 15 de noviembre de 2024

Las evaluaciones de aprendizaje a gran escala se han consolidado como una política educativa cuya implementación ha crecido significativamente en los últimos años en todo el mundo. Su importancia radica en que, si se implementan correctamente, pueden utilizarse tanto para monitorear los aprendizajes de los y las estudiantes como para mejorarlos. En un contexto donde una elevada proporción de niños, niñas y adolescentes que asisten a la escuela no alcanzan resultados satisfactorios, estas evaluaciones se presentan como una herramienta fundamental para impulsar mejoras 

No obstante, diseñar un sistema de evaluación efectivo, es decir, con la capacidad de impulsar mejoras en los aprendizajes, no es una tarea sencilla. Requiere tomar un conjunto de decisiones estrechamente vinculadas entre sí que resulte en un conjunto coherente y balanceado de dispositivos, que respondan a propósitos diferentes, y a su vez generen información oportuna y relevante para que los distintos actores del sistema educativo puedan tomar decisiones orientadas a mejorar los aprendizajes.  

En países federales, donde existen responsabilidades compartidas en la planificación y la gestión de la educación, el desafío suele ser mayor dado que conviven sistemas de evaluación nacionales y subnacionales. Esto es lo que se observa, por ejemplo, en países como Australia, Brasil, Canadá, Estados Unidos, España o México. Esta coexistencia de sistemas de evaluación está justificada en ambos niveles de gobierno. Desde la perspectiva nacional, en la definición de objetivos de aprendizaje que son comunes a todos los Estados subnacionales, en la posibilidad de disponer de resultados comparables entre las distintas jurisdicciones estados de un país, y de diseñar una sola evaluación que pueda ser replicada en todo el territorio, en tanto economía de escala. Desde la perspectiva subnacional, en las necesidades particulares de información de esos sistemas educativos específicos. En rigor, es difícil pensar que un solo nivel de la gestión educativa del sistema tenga la capacidad de implementar todos los tipos de evaluaciones necesarias.  

En Argentina, la Ley Federal de Educación de 1993 sentó las bases de la evaluación educativa a gran escala en Argentina y dispuso que es responsabilidad del poder ejecutivo nacional, en coordinación con las provincias, evaluar de manera permanente al sistema educativo. Transcurridos más de 30 años desde su sanción, las evaluaciones nacionales se han sostenido a lo largo del tiempo, a pesar de los cambios de gestión, lo cual refleja un consenso sobre la importancia de su implementación. En paralelo, la mayoría de las provincias han desarrollado evaluaciones propias, sobre todo en años recientes: desde 2019 se registra que 21 de las 24 jurisdicciones han realizado evaluaciones propias o planean hacerlo en lo que resta de 2024. 

Ahora bien, el auge evaluativo actual en Argentina resulta en una gran cantidad de dispositivos de evaluación diseñados e implementados a nivel nacional y provincial que no necesariamente coexisten en armonía. Existen situaciones de solapamiento que conspiran contra la eficiencia del uso de los recursos públicos y el uso efectivo de la información que emerge de las evaluaciones. Si bien estas superposiciones podrían responder a que algunas provincias estén buscando evaluar contenidos que les son propios o que haya otras necesidades específicas que no son satisfechas por los dispositivos nacionales, es muy probable que este solapamiento responda más bien a la falta de coordinación entre niveles de gobierno. Por tanto, lograr que la coexistencia de dispositivos se transforme en un sistema de evaluación efectivo para apoyar la mejora de aprendizajes es un gran desafío.  

En una publicación previa (Torre et al, 2023), con la mirada puesta en las definiciones a nivel nacional, junto a otras recomendaciones, se subrayó la importancia de contar con una planificación de las evaluaciones nacionales a gran escala que tenga un horizonte temporal más amplio (diez años), de modo de dar mayor previsibilidad y favorecer la coordinación con las jurisdicciones.  

Este documento coloca el foco en las provincias y propone cuatro preguntas para orientar el diseño o fortalecimiento de los sistemas provinciales de evaluación de aprendizajes: 1) ¿Cuáles son los objetivos del sistema de evaluación provincial?; 2) ¿Cuáles son los dispositivos de evaluación más adecuados para responder de manera efectiva a los objetivos propuestos?; 3) ¿Existen necesidades de información que pueden satisfacerse con los dispositivos de evaluación nacionales e internacionales?; 4) ¿Qué dispositivos de evaluación provinciales se requieren?  

La meta es contar con un sistema provincial sustentado en una teoría de cambio sólida, con dispositivos bien definidos (en términos de cobertura, áreas de conocimiento, grados/años, frecuencia) que, en complementariedad con los esfuerzos evaluativos nacionales, se transformen en una herramienta efectiva para mejorar los aprendizajes.