Cambio e innovación educativa: las cuestiones cruciales

El documento básico del XII Foro Latinoamericano de Educación, “Cambio e innovación educativa: las cuestiones cruciales”(Editorial Santillana) es un libro escrito para educadores. Está destinado a los actores de la educación, los que ponen el cuerpo, los que navegan las aguas tormentosas de un tiempo de cambios culturales profundos.

Hoy se habla de “cambiarlo todo” en el sistema escolar. Y esta idea no se expresa sólo en las voces de quienes sueñan con el fin de las escuelas. No es sólo una idea o una predicción. Hay quienes lo están “cambiando todo” en el sentido de brindar una respuesta integralmente alternativa a las escuelas para el aprendizaje de los jóvenes.

En tiempos de confusión respecto al presente y al futuro de la educación es necesario construir un mapa de buenas preguntas, que combinen el espíritu explorador, la aspiración de justicia y con el método científico. Estas cuestiones intentan dejar el trazo abierto para continuar trabajando en las aulas y escuelas. Las respuestas apenas son indicaciones para ayudar a construir un mapa transitable, donde se pueda encontrar sentido a la innovación educativa.

El objetivo central de este libro es alimentar una visión aplicable de la innovación educativa. Una concepción practicable implica salir del mareo que produce el concepto de innovación y hacerlo palpable y valioso, en especial para los educadores que trabajan con jóvenes en escuelas secundarias y otras instituciones complementarias.

Aquí, diez ideas para repensar de qué hablamos cuando hablamos de innovación educativa.

  1. La innovación es una fuerza que busca desnaturalizar, repensar, desmitificar la matriz escolar tradicional para desplegar el aprendizaje en profundidad que genere capacidades de actuar en los alumnos. Se nutre, para ello, de nuevos motores del aprendizaje: ya no el temor y la obligación, sino la alimentación del sentido de aquello que se enseña, la formación de la voluntad y el deseo de aprender, y la defensa del aprendizaje como un derecho.
  2. La innovación tiene escalas, es practicable en las aulas y cada día a nivel micro, pero se potencia con transformaciones sistémicas. Cuantas más capacidades y más apoyo, más lejos se podrá llegar. Pero no debe ser vista la espera de grandes cambios políticos y más financiamiento como una excusa para la inercia. Nada debe detener la búsqueda constante de una pregunta muy simple a cualquier escala: ¿qué funciona, qué no?
  3. La gran hipótesis de la innovación educativa es que no hay que buscar un cambio disruptivo del orden escolar desde afuera sino aprovechar las fuerzas del sistema y construir puentes entre el presente y el futuro, buscando reinstitucionalizar la escuela. No se trata de innovar contra las escuelas sino con ellas.
  4. La innovación buscada toma sentido cuando combina tres ejes: una disposición constante a hacer preguntas y buscar caminos, una mirada científica que persigue evidencias antes que puros experimentos por modas o intuición, y una sed de justicia social como motor para abrir nuevos caminos y no aceptar como dado el orden vigente.
  5. Hay grandes dosis de innovación en las prácticas dentro y fuera del sistema educativo. Es fundamental canalizar esos movimientos, documentarlos, reutilizarlos, validarlos, profundizarlos. La innovación no implica inventarlo todo, es mucho más un arte de la reflexión colaborativa sobre las prácticas
  6. La tecnología puede potenciar la innovación, pero no como fin en sí. Todo lo que sirva para crear entornos de aprendizaje más apasionantes que generen capacidades en los estudiantes debe ser aprovechado. Los avances tecnológicos abren numerosas puertas para explorar como puentes hacia una nueva matriz escolar.
  7. La innovación es un proceso que viaja entre las estaciones de la política educativa, las escuelas y las pedagogías. Las escuelas son estaciones centrales, en especial sus directivos pueden ser agentes de cambio cruciales. Pero si ese cambio no se encarna en las prácticas pedagógicas no llegará muy lejos.
  8. La innovación en la escuela secundaria depende especialmente de una mirada hacia cada estudiante como pura potencia, rompiendo los estigmas equivocados que asignan a los jóvenes las culpas de su propio fracaso. Es la escuela la que fracasa cuando un alumno abandona o no aprende, porque impone una forma única de enseñanza y desconoce la variedad de situaciones de sus alumnos.
  9. Una de las grandes trampas de la innovación es la euforia inicial consumida por la cultura tradicional al poco tiempo. Para evitarla hay que lograr impacto real con las innovaciones y crear nuevas rutinas que se estabilicen en el tiempo y conformen un renovado oficio docente.
  10. Los cambios de gran escala de la matriz escolar tradicional podrán potenciarse si se despliegan dos velocidades: la creación y el impulso de ecosistemas de innovación que tengan la capacidad de crear redes horizontales de cambio, y el desarrollo de políticas sistémicas que construyan nuevas reglas, capacidades y horizontes practicables en el mediano y el largo plazos.

Mónica Bifarello: calidad técnica y calidez humana

El domingo 11 de junio falleció Mónica Bifarello. Se fue antes de su hora y deja un enorme vacío en la Provincia de Santa Fe pero también en CIPPEC. 

Desde CIPPEC acompañamos a Mónica durante gran parte de su carrera política. En 2007 arrancamos yendo a las asambleas ciudadanas que ella, como Secretaria de Municipios y Comunas, organizaba en todo el territorio santafecino. Ese proceso permitió, por primera vez en el país, organizar una planificación participativa provincial a largo plazo. Nuestro rol era acompañar técnicamente el proceso con el foco en cómo potenciar la incidencia de la ciudadanía y la sociedad civil organizada en esas asambleas. Fue, para nosotros, un enorme aprendizaje no sólo de la planificación provincial en marcha, sino de la calidad técnica y la calidez humana de Mónica. 

Mónica fue la líder de todo ese proceso pero con un estilo de liderazgo horizontal y muy participativo que luego iba a profundizar. Con muchos colegas, al presenciar las asambleas y ver a los Ministros y hasta al gobernador dialogando como pares con los ciudadanos para delinear el futuro de la provincia, compartíamos nuestra admiración por el logro que implicó llevar a la práctica ese diálogo fuera de un contexto de campaña y sin una estrategia de comunicación que buscase explotarlo políticamente. 

En 2011 Mónica asumió como Ministra de Desarrollo Social de la provincia de Santa Fe y, desde el primer momento, estuvimos muy cerca de ella. La acompañamos en el rediseño institucional del Ministerio y luego trabajamos codo a codo con el Plan ABRE. Fue en esas instancias donde pudimos ver, de primera mano, como se delineaban en política concretas sus valores y concepciones políticas, como se materializaba su insistencia sobre la necesidad que el Estado se adapte a los territorios y a las familias y no al revés. Este foco en entender las lógicas territoriales para el diseño y, sobre todo, la implementación de las políticas, fue una marca registrada de su gestión que todavía sigue presente en la administración de la provincia. 

Mónica fue realmente un puente entre la academia y la gestión. Tanto en la organización de las jornadas de discusión académica con todos los empleados del Ministerio, como en su vocación por “aterrizar” los debates conceptuales a las realidades apremiantes de los territorios, ella siempre fue el nexo. Y lo hizo desde una perspectiva plural y participativa. 

Mónica tenía mucho más para dar. Su reciente incorporación como investigadora en CIPPEC nos llenó de orgullo. Empezábamos a disfrutar de primera mano sus enseñanzas, su vocación de transmitir su experiencia a los más jóvenes, su capacidad de crítica constructiva. Sabíamos, y lo comprobamos en estos meses de trabajo en equipo, que perfiles como el de ella le aportaban a la institución una mirada y una experiencia de gestión fundamental para crecer en calidad e incidencia.

Su prematura muerte nos dejó una enorme sensación de vacío. Se la va a extrañar muchísimo. No abundan las personas que logran llevar a la práctica el enfoque de derechos como ella lo hizo. Dejó un legado profundo y muy relevante. Ojalá logremos honrarlo. 

¿Todos los caminos conducen a Roma? Análisis comparado de la institucionalización de la evaluación

Durante los últimos años, la evaluación ha ganado protagonismo dentro de las administraciones públicas de diferentes países. Sin embargo, en muchos casos, se la lleva a cabo en forma fragmentada, en respuesta a pedidos puntuales y aislados. Por el contrario, hablar de un “sistema” en materia de monitoreo y evaluación (M&E) implica que su práctica deriva de arreglos institucionales estables que contemplan la distribución de funciones entre aquellos involucrados en estos procesos, así como también otras definiciones orientadas a contar con información evaluativa de calidad en forma regular y sostenida.

Este documento analiza diferentes arreglos institucionales que un conjunto de países con sistemas de gobierno federal se han dado en materia de M&E. Los casos analizados son los de Canadá, España, México, Brasil y Argentina. También se incluyen experiencias de gobiernos sub-nacionales: Cataluña, Jalisco, Pernambuco y Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dichas experiencias muestran que si bien no existe un único patrón de institucionalización de las funciones de M&E, es importante considerar algunos aspectos que de manera transversal afectan su desarrollo.

Cambio climático y resiliencia en la era Trump

En el marco de la decisión del presidente Donald Trump de que Estados Unidos abandone el Acuerdo de París, el Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este 5 de junio, es oportuno para reflexionar sobre las consecuencias de esta decisión. El Acuerdo se centra en la transparencia y el compromiso moral de los países mediante estándares públicos comunes de emisiones de gases de efecto invernadero; la responsabilidad de los países hacia un escenario de emisiones cero (de no exceder los 2ºC); y objetivos claros para lograr la resiliencia (es decir, la capacidad de absorber eventos climáticos extremos, adaptarse y recuperarse preservando las funciones y estructuras del lugar).

Ahora existe el riesgo de que en que otros países utilicen la inacción de Estados Unidos como excusa para relajar sus propios esfuerzos, lo que significaría que se sobrepasaría el límite de temperatura de 2 ºC como promedio mundial. También puede tener consecuencias para países como la Argentina, en términos de cooperación, tanto en la transición energética e industrial como en el financiamiento orientado a medidas de adaptación.

La Argentina, a diferencia de los Estados Unidos, asumió un liderazgo político en materia de cambio climático, que se remonta a 1993, con la Ley Nº 24.295 que aprueba la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, pasando por múltiples instrumentos normativos. Recientemente, se destacan la adhesión al Acuerdo mediante la Ley Nº 27.270 y el Decreto 891/2016, mediante el cual se crea el Gabinete Nacional de Cambio Climático.

Los impactos del cambio climático afectaron profundamente a la Argentina en los últimos años. No estamos preparados para hacer frente a estragos que suceden cada vez con mayor frecuencia y no en todos los lugares por igual.

En la provincia de Buenos Aires, las consecuencias del cambio climático son contundentes: incremento de la frecuencia e intensidad de eventos extremos, como inundaciones, sequías, tornados, rayos y olas de calor. En la primera mitad del siglo pasado, los días con precipitaciones mayores a 100 milímetros no pasaban de dos o tres por década. A partir de 1970 esa cifra se elevó a seis por década. En 2000-2010 hubo siete días de eventos climáticos extremos, con consecuencias serias para la infraestructura, la economía y la vida de las personas.

Cantidad de precipitaciones mayores a 100 mm. por década en la provincia de Buenos Aires

También la Región Metropolitana de Buenos Aires, que incluye la ciudad de Buenos Aires y los municipios del Conurbano Bonaerense, es una zona vulnerable frente al impacto del cambio climático. Según el Índice Síntesis de Vulnerabilidad Social frente a Desastres en la Conurbación, elaborado en el marco de la Tercera Comunicación Nacional de la Argentina a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (2015), de los 35 municipios que conforman la Región Metropolitana, 15 tienen un índice alto; 17, uno medio; y sólo tres municipios poseen un valor bajo de vulnerabilidad frente al cambio climático. El índice identifica las posibilidades de cada municipio para prepararse, hacer frente y recuperarse de los efectos de una inundación, una sequía o un tornado.

El gran desafío para la región es entonces pensar en una agenda de adaptación a las nuevas condiciones climáticas que aborde las consecuencias del cambio climático, que reduzca la vulnerabilidad de la población y, por consiguiente, el riesgo. Las medidas de adaptación pueden ir desde obras y mantenimiento de infraestructuras que controlen las crecidas de los ríos; pasando por un sistema robusto de captación y análisis de variables climáticas; hasta acciones de evacuación, capacitación y concientización con los vecinos, diseñadas para cada barrio, en función de sus características, necesidades y costumbres particulares.

El programa de Ciudades de CIPPEC está desarrollando propuestas de política pública para enfrentar las consecuencias del cambio climático en el marco de “AMBA Resiliente”, una iniciativa que buscará reunir a los principales actores del sector público, sector privado y la sociedad civil para que el área metropolitana esté preparada.

Hacer las ciudades resilientes es responsabilidad de todos: gobiernos nacionales; asociaciones de gobiernos locales; organizaciones internacionales y regionales; y la sociedad civil, el sector privado; las instituciones académicas y asociaciones profesionales; así como todos los ciudadanos. Todas las partes interesadas deben estar a bordo, asumir su papel y contribuir a construir ciudades resistentes.

4 beneficios de evaluar las políticas públicas

En la Argentina la evaluación de los resultados e impactos que tienen las políticas públicas se realiza a voluntad de los funcionarios. Por ejemplo, los ministerios de Educación, Trabajo y Empleo, y Producción de la Nación tienen áreas específicas dedicadas a la evaluación de las políticas. En algunas provincias como Santa Fe se observa el esfuerzo por evaluar políticas como el Plan Abre o el Plan del Norte, y el de la ciudad de Rafaela por crear una Agencia Municipal de Evaluación. En la provincia de Buenos Aires existe un esfuerzo por la evaluación de la gestión. Sin embargo, los esfuerzos están desarticulados.

La Constitución Nacional otorga a la Jefatura de Gabinete la misión monitorear y evaluar, articular los sistemas de evaluación sectoriales, y desarrollar un sistema de seguimiento de los programas de gobierno. Sin embargo, 23 años después de creada su figura, no es evidente una estrategia nacional de evaluación de las políticas públicas.

El camino que eligieron algunos países federales fue el de crear organismos estatales dedicados a regular o coordinar las evaluaciones de políticas. Canadá, México, España y Brasil son ejemplos de enfoques distintos que buscan garantizar la práctica de la evaluación de los resultados e impactos de planes y programas para generar aprendizajes que permitan gobernar mejor.

En los últimos años, el Congreso Nacional produjo por lo menos cinco proyectos de ley (dos en diputados y tres en senadores) para crear una Agencia Nacional de Evaluación de Políticas Públicas que no llegaron a ser tratados con profundidad.

En la Semana de la Evaluación en América Latina y el Caribe (EVAL 2017), desde CIPPEC pensamos que la creación de un organismo de evaluación en Argentina podría:

1. Generar mayor conocimiento y aprendizajes sobre las políticas públicas que permitan a los funcionarios tomar mejores decisiones.

2. Garantizar procesos transparentes de producción y difusión de información, contribuyendo a aumentar la transparencia de la función pública.

3. Mejorar los mecanismos de rendición de cuentas, como el Informe sobre el Estado de la Nación o el Informe mensual sobre la marcha del Gobierno que realiza el Jefe de Gabinete.

4. Articular y mejorar los esfuerzos actuales de planificación y evaluación al interior de la Administración Pública.

Entre sus posibles funciones podría incluirse la regulación del diseño de planes y programas con criterios rectores y conductas en evaluación; el desarrollo de un Plan Nacional de Evaluación que oriente y coordine la gestión de la evaluación; la articulación de recursos e información con actores relevantes de todos los sectores; el desarrollo de capacidades de evaluación a nivel federal; la gestión del conocimiento que surge de evaluaciones (seguimiento de las recomendaciones, difusión de resultados, hallazgos y aprendizajes); y la articulación tanto hacia el interior del gobierno, como desde el organismo con otros poderes del Estado y la sociedad civil.