Sistemas de alerta temprana: una estrategia para la escuela secundaria

La escuela secundaria es la última experiencia educativa formal por la que pasa la mayoría de las personas. Por esa razón ocupa un lugar clave en el desarrollo de las capacidades de los y las jóvenes y en la configuración de las oportunidades con que van a contar a futuro.

Hoy prácticamente la totalidad de adolescentes que finalizan la escuela primaria ingresan a la secundaria, lo que transforma a Argentina en uno de los países con mayor tasa de acceso al nivel secundario de América Latina.

Sin embargo, apenas dos de cada diez estudiantes llegan al último año en el tiempo teórico esperado y con niveles de aprendizajes satisfactorios en lengua y matemática, según un informe de Argentinos por la Educación.

La finalización del nivel es, también hoy, un desafío: del grupo de jóvenes de entre 18 y 24 años de centros urbanos de Argentina, siete de cada diez completan sus estudios secundarios. Como es evidente, existen deudas notorias en términos de garantizar niveles básicos de aprendizajes y trayectorias sostenidas y completas. Deudas que, además, se agravan por el carácter desigual en el que se presentan.

Algunas de las razones que impiden universalizar una experiencia escolar provechosa se encuentran en las huellas de la misión selectiva de la secundaria, orientada a formar a las elites dirigentes del país, que le dio origen hace 150 años.

El nivel secundario sostiene un enfoque enciclopedista y una organización montada en una división por ciclos y disciplinas, rasgos que las sucesivas reformas y el más reciente mandato de obligatoriedad establecido en la Ley de Educación Nacional de 2006 no lograron superar. De hecho, el proceso de masificación en el acceso a la secundaria se dio en paralelo al registro de altos índices de abandono escolar que persisten al día de hoy.

La escuela secundaria requiere una transformación sistémica que interpele a la organización curricular, el esquema de trabajo y formación docente, las reglas de evaluación, acreditación y promoción. Pero a eso se debe sumar un foco especial: fortalecer los sistemas de gestión para contar con información completa y de calidad de cada estudiante permite implementar estrategias más focalizadas y efectivas en todos los niveles.

Dentro de este último foco, los sistemas de alerta temprana (SAT) son una herramienta que aprovecha la información que el sistema educativo produce sobre cada estudiante para generar alertas de posibles casos de interrupción de la escolaridad.

Los registros diarios que las escuelas lleven sobre sus estudiantes guardan un valor enorme en la prevención del abandono: la asistencia a clases, calificaciones, condición socioemocional, contexto donde viven, entre otros elementos. Esto permite priorizar la atención de las escuelas en estudiantes con situaciones más críticas –asociadas a problemáticas diversas como dificultades pedagógicas, económicas, entre otras – a fin de activar intervenciones que atiendan sus necesidades.

Implementados desde hace años en otros países de la región, en Argentina, los SAT son una estrategia en cuyo posicionamiento CIPPEC ha sido pionero. Hoy, apoya a las provincias de Entre Ríos y Mendoza que, en 2023, pondrán en marcha sus propios sistemas para detectar y atender, oportunamente, a estudiantes en riesgo de abandonar la escuela.

La mejora del nivel secundario debe ser sistémica, y el desarrollo de los SAT permitiría garantizar trayectorias escolares continuas, a la par que traccionar la transformación que la escuela secundaria necesita.

Autores


Esteban Torre

Director de Educación

Carla Paparella

Coordinadora de Educación

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