Mapas y epidemias

Publicado el 20 de marzo 

Frente a brotes infecciosos de rápida expansión, la concentración de la población en centros urbanos ha sido desde siempre una amenaza para la humanidad. En efecto, el origen de la epidemiología como estudio de la propagación de enfermedades, está muy relacionado a la Revolución Industrial y el proceso de urbanización.

Desde sus comienzos, los mapas se constituyeron en una herramienta fundamental para la epidemiología. Son célebres los mapas del médico John Snow sobre el brote de cólera de Londres a mediados del siglo XIX, que le permitieron demostrar que la epidemia se propagaba a través del agua contaminada, y no del aire como se creía hasta aquel momento.

El notable avance de las tecnologías geoespaciales en las últimas décadas ha potenciado este legado. En la actualidad, la referenciación geoespacial digitalizada es una de las herramientas más potentes disponibles para tomar decisiones sobre la ubicación territorial y la evolución de cuestiones socialmente problematizadas, ya que facilitan la presentación de información compleja, al mismo tiempo que habilitan su actualización en tiempo real. En la actualidad, existen numerosas experiencias que demuestran la importancia del mapeo en el abordaje de cuestiones sanitarias y ambientales. Un ejemplo es MissingMaps una iniciativa abierta y colaborativa de Médicos Sin Fronteras para ayudar en la respuesta a catástrofes.

A medida que el COVID-19 se extiende por todo el mundo, cada vez más personas confían en los mapas en línea para conocer el estado actualizado de la epidemia. El mapa interactivo lanzado por investigadores de la Universidad Johns Hopkins a fines de enero es una de las principales fuentes de información a nivel mundial. La herramienta permite visualizar en tiempo real la ubicación y el número de casos confirmados, de muertes y de recuperaciones en cada país afectado, mediante tecnología SIG. El número de consultas de los datos que provee esta plataforma asciende al día de hoy a 1.2 billones.

Otras iniciativas globales similares son la plataforma de la Organización Mundial de la Salud, la de Channel News Asia y la plataforma de la Universidad de Virginia, que permiten visualizar la evolución histórica diaria del COVID-19. La empresa de software geográfico Esri desarrolló un Story Map que permite visualizar la historia del brote desde el mercado de Huanan en el centro de Wuhan y su progresiva propagación en el mundo. En Singapur una escuela de desarrolladores creó una plataforma que permite visualizar la evolución del virus y su localización en la ciudad estado.

Muchos países están recurriendo a las tecnologías de localización inteligente para encontrar formas de contener el COVID-19. China, Irán, Israel y Taiwán, entre otros países, ya están usando datos de teléfonos celulares para rastrear las ubicaciones de las personas infectadas con el Coronavirus y aquellas con las que podrían haber tenido contacto. Incluso algunas plataformas digitales como Facebook están desarrollando mapas que visualizan el movimiento de las personas en áreas con mayor concentración de casos de COVID-19, con el fin de revelar patrones de propagación del virus. Sin embargo, este uso de las tecnologías de localización genera serios interrogantes acerca del derecho a la privacidad de los ciudadanos: ¿es posible limitar este derecho en función del interés público en una situación de emergencia sanitaria?

En Argentina, a partir de una iniciativa la Asociación de Tecnologías de la Información y la Comunicación de Mar del Plata (ATICMA), junto con la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI), una empresa marplatense desarrolló la aplicación Testeate para brindar información, solicitar test de detección y conocer sus resultados y geolocalizar las zona aproximada que indica la gente en cuarentena.

Las tecnologías digitales están permitiendo informar sobre las crisis de COVID-19 y dar respuestas en tiempo real en una escala nunca vista antes en la historia de la humanidad. Éstas han facilitado la rápida toma de decisiones sobre restricciones de viaje, cuarentenas y controles de salud en aeropuertos y fronteras para proteger vidas humanas.

El mundo no será igual una vez que superemos esta crisis. Sin lugar a dudas, se abrirán nuevos desafíos e imperativos. Uno de ellos resultará ineludible: ¿seremos capaces de construir una mejor infraestructura de datos y estadísticas urbanas para aprovechar las oportunidades que brindan las geotecnologías y mejorar nuestras capacidades de análisis, toma de decisiones y alerta temprana?

Autores


Sebastián Lew

Melina Nacke

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