En las sesiones remotas no hay limitaciones en los temas a debatir, pero el uso de la herramienta telemática tiene un plazo temporal

Tras el debut del sistema telemático en ambas cámaras del Congreso, los legisladores debaten si la herramienta tecnológica resulta viable para la discusión de proyectos de ley conflictivos y no acordados previamente entre los bloques. El desafío lo planteó el Gobierno, cuando anticipó que enviaría en los próximos días el proyecto de reforma judicial, una iniciativa compleja que promete un fuerte debate.

¿Puede una sesión remota reemplazar una presencial cuando se tratan proyectos de alto calibre político? El miércoles pasado, tanto el Senado como la Cámara de Diputados acordaron ir al recinto virtual con un temario acotado, con proyectos consensuados entre todos los bloques, para no forzar el sistema y evitar riesgos de fallas tecnológicas.

En ambas sesiones los legisladores debieron atenerse a un libreto prefijado, que no daba lugar a discursos acalorados ni discusiones maratónicas. La tecnología pareció inhibir de toda espontaneidad, el condimento básico que hace de las sesiones (sobre todo en la Cámara baja) intensas y a veces imprevisibles.

¿Podría esta dinámica ordenada repetirse si se llevara al recinto (virtual) el polémico proyecto que propone gravar las grandes fortunas? ¿O la penalización del aborto? ¿O la reforma del sistema judicial?

“La experiencia sobre sesiones remotas en el mundo es aún reducida, pero se observan dos modalidades: algunos parlamentos limitan el temario a cuestiones referidas a la urgencia por la pandemia. La otra modalidad es la que adoptamos en la Argentina: no hay limitaciones en los temas a debatir, pero el uso de la herramienta telemática tiene un plazo temporal”, indicó a LA NACION Carolina Tchintian, del CIPPEC.

Posturas enfrentadas

En Diputados, las opiniones están divididas. El bloque de Juntos por el Cambio es tajante. “Las sesiones deben ser presenciales y el debate, face to face; las sesiones telemáticas son para tiempos de excepción y cuando prima el consenso”, enfatiza Mario Negri, jefe de la bancada.

No fue sencillo para su bloque afrontar los desafíos de la tecnología; no son pocos quienes insisten en retomar la dinámica presencial. “En la primera sesión solo se permitió a la décima parte de los legisladores realizar discursos. Los demás debieron permanecer callados. ¿Se le puede cercenar ese derecho al legislador?”, se preguntó un miembro de la conducción de la bancada. Y advirtió: “En una sesión presencial, un diputado puede pedir una cuestión de privilegio, realizar una interrupción, plantear una moción de orden, pero en la sesión telemática eso queda restringido”.

“La tecnología no puede reemplazar la dinámica de una sesión legislativa -dice la diputada radical Dolores Martínez, extitular de la Comisión de Modernización de la Cámara-. Si bien el sistema remoto garantiza el funcionamiento del Congreso, también puede limitar los derechos políticos. Se debe avanzar con prudencia, no solo en lo tecnológico, sino también en lo político”.

En Consenso Federal, Eduardo Bucca y Graciela Camaño coinciden: las sesiones telemáticas serán efectivas para cualquier tipo de discusión si previamente los bloques legislativos saben tejer los acuerdos políticos necesarios. “El sistema remoto está preparado para debates más complejos siempre que el oficialismo y la oposición lleguen a un acuerdo para llevar esos temas al recinto”, dijo Camaño. Puso como ejemplo la reforma judicial. “Yo no sometería a discusión semejante iniciativa sin alcanzar un consenso mínimo con la oposición”, sostuvo.

Bucca, médico de profesión, vislumbra una situación sanitaria difícil para los próximos meses. “En este contexto de emergencia no hay otra alternativa que la sesión telemática”, advirtió. El jefe del Interbloque Federal no comparte las preocupaciones de sus colegas de Juntos por el Cambio. Y señala: “El sistema remoto permite al legislador pedir la palabra y no dar quorum si así lo desea. Las herramientas políticas están garantizadas”.

En el oficialismo, Sergio Massa, presidente de la Cámara y primer impulsor de las sesiones remotas, no duda de que la tecnología debe ser parte de la vida cotidiana del Congreso. “Siempre hay quienes tienen miedo al cambio, porque están acostumbrados a su zona de confort. Es un salto al que hay que adaptarse”, enfatizó.
De todas maneras, Massa, al igual que la conducción del bloque oficialista, que encarna Máximo Kirchner, prefiere moverse con cautela y no forzar de inmediato el sistema remoto para abordar temas conflictivos que no sean urgentes.

Ya aprobado el protocolo correspondiente, se habilitará el debate en las comisiones. El oficialismo, al no contar con mayoría propia en la Cámara baja, es consciente de que cualquier iniciativa, antes de ser llevada al recinto, requerirá consensos previos con la oposición.

Autor


Carolina Tchintian

Investigadora principal de Dirección Ejecutiva

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