Los primeros 100 días de gobierno: ¿implementar o planificar?


Publicado en octubre de 2019

Los primeros 100 días de gobierno son el 6% de un mandato de cuatro años. En tan corto plazo, no es mucho lo que puede lograrse en términos de concretar objetivos estratégicos de política ni lo que puede decirse sobre el futuro desempeño del gobierno. Pero esos primeros días tienen un significado simbólico y son interpretados muchas veces como un barómetro del poder de un presidente entrante.

La definición del gabinete y la estructura de ministerios, la cantidad de decretos, los viajes internacionales de los presidentes, las leyes enviadas del Poder Ejecutivo al Legislativo y las medidas urgentes son algunos de los indicadores que se usan para analizar los primeros 100 días. De manera implícita, tomar muchas decisiones es sinónimo de fortaleza, capacidad de gestión y potencial efectividad de un gobierno.

Sin embargo, tomar decisiones sin un plan que sea acordado con los principales actores sociales, y que tenga objetivos y metas que sean conocidos por la sociedad puede ser contraproducente para generar horizontes institucionales de largo plazo. Poner el foco en las decisiones y las medidas urgentes subraya la implementación. Pero deja de lado cómo se toman esas medidas, con quiénes, a partir de qué diagnóstico, con qué calidad de información, en base a qué acuerdos, con qué objetivos y visiones de largo plazo, y con qué recursos se cuenta.

De los 37 países de América Latina, 30 tienen algún instrumento de planificación del desarrollo, 26 cuentan con mecanismos de coordinación (implementación y seguimiento) y 22 presentaron informes voluntarios con base en la Agenda 2030 (CEPAL, Planbarómetro). Por ejemplo, Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú, entre otros, cuentan con planes de desarrollo de mediano y largo plazo.

Según la CEPAL, Argentina es uno de los pocos países de América Latina y el Caribe (junto con Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y Suriname) que no tiene un área de gobierno específica de planificación y seguimiento del desarrollo. En la mayoría de los países se cuenta con una institución a nivel de Ministerio encargada de la planificación de forma exclusiva. En menores proporciones, la función de la planificación nacional en los países está a cargo de ministerios u otras autoridades del área económica que concentran las funciones de planificación y finanzas o de las Secretarías de Gobierno.

Institución a cargo del Plan Nacional de Desarrollo en países de América Latina y el Caribe

Fuente: ILPES (2018). Panorama de la Gestión Pública en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile: CEPAL, Naciones Unidas.
Nota: Los países relevados son: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Suriname, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.

La estrategia de un gobierno necesita estar basada en un plan y en su seguimiento. Pensar y concertar un plan de gobierno mejora el foco estratégico de la gestión, contribuye a crear mecanismos de coordinación, a priorizar y asignar recursos

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