Publicado en marzo de 2022

Los niveles de participación electoral en nuestro país han sido altos desde el regreso de la democracia. El sector poblacional más joven, a partir de la implementación del Voto Joven en 2013, que amplió el derecho al sufragio a adolescentes de 16 y 17 años, también ha ido incrementando su participación electoral progresivamente. A pesar del interés en participar en política, en este trabajo argumentamos que las juventudes no sienten que sus intereses y necesidades estén reflejados en la agenda pública actual.

Identificamos al menos dos tensiones que pueden obstaculizar la representación juvenil en los espacios de toma de decisión y la incorporación de una perspectiva intergeneracional en el diseño de políticas públicas. En primer lugar, la tensión entre la idea de representación actual y la ausencia de las generaciones futuras como electorado. Una inquietud particular queda expuesta: ¿cómo representar la voz de quienes aún no votan o de quienes aún no nacieron? En segundo lugar, la tensión entre los condicionamientos institucionales y la adopción de compromisos sostenibles y de largo plazo. Los ciclos electorales alrededor de los cuales se organizan nuestros sistemas políticos tienden a promover decisiones sobre las cuestiones más urgentes y dificultan la generación de consensos que promuevan políticas estables y sostenibles en el mediano y largo plazo.

¿Cómo es posible involucrar a las voces y perspectivas jóvenes en la definición de políticas públicas? ¿Cómo avanzar en una mayor participación y acceso de estos sectores en los espacios de toma de decisión y en las instituciones centrales de nuestros sistemas democráticos, como los Poderes Legislativos?

Con el objetivo de generar información original sobre las expectativas y prioridades en materia de política pública de las juventudes argentinas y para responder algunas de estas preguntas, en conjunto con UNICEF Argentina y con el apoyo de IDEA Internacional, se llevó a cabo una consulta a juventudes argentinas a través de la plataforma U-Report. Para esto, se co-creó un cuestionario a partir de dos mesas de trabajo en la que participaron 15 jóvenes de diferentes regiones del país. La consulta se implementó durante diciembre del 2021 y permitió recopilar más de 1300 respuestas a lo largo de todo el país. La consulta no se trata de una muestra representativa, sino una primera aproximación a la problemática de la representación joven en nuestro país, por lo que invita a una mayor exploración a futuro.

En los datos recopilados se observa que más del 40% de las y los jóvenes de entre 12 y 24 años valora al voto como un derecho. Y, sin embargo, más del 52% siente que sus ideas no se ven representadas por los partidos políticos o quienes compiten por los cargos públicos. Además, la mayoría de ellos y ellas considera que deben tener representación formal en el Poder Legislativo: casi un 60% respondió que deberían tener representación en el Congreso -a través de, por ejemplo, escaños reservados o cupos-.Entre los temas que más les preocupan está la calidad educativa, el cual acaparó cerca de un tercio de las respuestas. Además, el 58,15% considera que la escuela no brinda las herramientas necesarias para la inserción laboral. En esa línea, más de la mitad de las y los jóvenes piensa que el Congreso de la Nación debería debatir sobre múltiples temáticas para mejorar su inserción laboral. Estas incluyen las habilidades digitales, los contenidos enseñados en las escuelas, las brechas de género en el mundo laboral y la formación de oficios.

En lo que respecta a avances en legislación sobre igualdad de género y diversidades sexuales, los resultados de la consulta señalan una variación considerable en la respuesta entre géneros. Entre los varones que respondieron la consulta, un 37% considera que estos avances son suficientes y un 27% que no lo son. Entre las mujeres, esta proporción se invierte: un 41% no cree que estos avances sean suficientes, frente a un 32% que sí. El porcentaje restante no tiene una opinión definida sobre este tema.

El documento, además de visibilizar las percepciones de las juventudes sobre participación y representación, así como las problemáticas que más les preocupan y afectan, presenta una serie de recomendaciones para mejorar la representación de sus intereses e incorporar una perspectiva intergeneracional al debate público. En primer lugar, el cupo joven en las listas de candidatos y candidatas, una alternativa que ya se implementó en la provincia de Neuquén y en otros países como Egipto y Marruecos o escaños reservados en el Congreso, como en Kenia y Uganda, se ha mostrado como una alternativa valiosa para avanzar en la representación descriptiva de este segmento poblacional. En segundo lugar, la implementación de bancadas o comisiones del futuro en los ámbitos legislativos, que permitiría la incorporación de una perspectiva intergeneracional en la formulación de políticas públicas y mejorar la representación sustantiva de las generaciones jóvenes y futuras.

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