Gestionando con datos la pandemia por COVID-19. Medición y análisis del Índice de Respuesta Integrado en Argentina.

Publicado en agosto de 2021

En el contexto dinámico y desafiante de la pandemia por COVID-19, contar con información de calidad y permanentemente actualizada sobre las principales variables sanitarias, sociales y económicas fue y es crítico para impulsar decisiones de políticas públicas que beneficien al conjunto de nuestras sociedades.

Este documento presenta una posible aproximación a la medición del riesgo que enfrentan los distintos aglomerados urbanos de Argentina al abordar la gestión de la pandemia por COVID-19, a partir de la herramienta Integrated Risk Response (IRR, por sus siglas en inglés). Este instrumento, desarrollado por la organización Imperativo del Progreso Social (Social Progress Imperative), es un índice que reúne indicadores económicos, sociales, de salud y de interacciones sociales (a partir de la movilidad). Brinda, de esta forma, una mirada multidimensional sobre el riesgo de los distintos territorios y posibilita detectar interacciones y dinámicas entre los diversos aspectos de la vida de las personas.

El IRR podría ayudar en el proceso de toma de decisiones, contribuyendo a identificar focos de mayor riesgo y facilitando la identificación de soluciones específicas. De hecho, en Costa Rica la herramienta está siendo utilizada por los gobiernos nacionales y municipales con esos fines. Este ejercicio busca mirar la situación argentina a la luz de este índice. Sus resultados indican que hay una heterogeneidad en las situaciones de cada zona, y que esta va más allá de las diferencias en la cantidad de casos. Muestra que en zonas con un riesgo bajo, definido en relación a la incidencia de casos, puede ser potencialmente peligroso relajar ciertas medidas, dado el riesgo alto que existe en relación a otros factores relacionados.

Concluimos que, por un lado, tener una mirada amplia sobre una multiplicidad de dimensiones permite un diagnóstico más integral de los problemas, como así también detectar interacciones y dinámicas relevantes entre los diversos aspectos de la vida de las personas. Por otro lado, el índice nos posibilita tener una mirada particular de lo que pasa en cada lugar del país, vislumbrando las particularidades en cada uno de ellos. Sin embargo, para que esta herramienta sirva para la gestión, aún quedan desafíos pendientes: la herramienta debería ser actualizada frecuentemente y, para ello, queda espacio para mejorar la calidad de la información disponible y los sistemas de información.

Modelos híbridos en la enseñanza: claves para ensamblar la presencialidad y la virtualidad

Publicado en agosto de 2021

La educación híbrida implementada durante la pandemia podría definirse como una idea en construcción, dado lo inédito del escenario en el que se instala, la escala en que es posible pensar su organización y la diversidad de formatos que puede asumir. A diferencia de lo que podría pensarse en una primera aproximación, el modelo híbrido no responde a una lógica binaria de distribución de actividades de enseñanza y aprendizaje a realizarse en el aula o de manera remota, sino que tiene como objetivo ensamblar y articular en una experiencia unificada propuestas que tienen lugar en la presencialidad y en la virtualidad.

Para que los formatos híbridos contribuyan realmente a la transformación del sistema educativo, deben contar con una serie de características. En primer lugar, es necesario que se integren en un modelo pedagógico que aliente la autonomía de los estudiantes, promueva el aprendizaje en profundidad y abrace la cultura digital. En segundo lugar, exigen la redefinición de las formas de trabajo y las tareas docentes, favoreciendo la construcción colectiva y horizontal. En tercer lugar, alientan el desarrollo de formas alternativas y flexibles de agrupar a los y las estudiantes (fija, aleatoria, por intereses o por desempeño) a fin de personalizar la enseñanza y acompañar mejor las trayectorias escolares.

Los escenarios híbridos ofrecen una gran diversidad de opciones como el modelo simultáneo, el alterno, el modelo adaptado a las necesidades de los estudiantes, o incluso un modelo basado en la actividad y los contenidos de la enseñanza. Estas alternativas pueden, además, articularse entre sí para dotar a la hibridación de mayor flexibilidad en función de la diversidad de contextos.

Integrar los modelos híbridos en el sistema educativo requiere asegurar el acceso a equipamiento y conectividad de calidad. Para ello es necesario realizar un diagnóstico preciso de las dificultades que atraviesan tanto los y las estudiantes y docentes como las instituciones, y formular políticas adecuadas para enfrentar la situación en cada jurisdicción. Además, teniendo en cuenta la enorme diversidad de contextos en los que transcurre la enseñanza, su implementación demanda una adaptación compleja del trabajo escolar que reconozca las condiciones de cada institución, sus directivos, docentes, estudiantes y familias. Para avanzar en esta integración, las cuatro dimensiones claves del trabajo institucional son: la planificación anticipada, la coordinación institucional, el impulso a la experimentación didáctica y la evaluación permanente.

La hibridación presencial/virtual demanda también de las políticas una fuerte apuesta por el diseño de proyectos educativos y contenidos de alta calidad que potencien el trabajo docente para poder expandir la enseñanza remota y poder hacer un seguimiento de la actividad escolar fuera del aula. Este nuevo escenario exige, asimismo, avanzar en la construcción de espacios de formación docente que aborden las particularidades de la enseñanza a distancia, el trabajo en las plataformas educativas y la planificación de propuestas que se desplieguen de manera simultánea en la presencialidad y en la virtualidad.

Pobreza e inclusión sociolaboral en Concordia

Publicado en agosto de 2021

Reducir la pobreza es un requisito indispensable para garantizar los derechos humanos a todas las personas. En Argentina, su alta incidencia es una de las principales deudas pendientes que se vio agravada en los últimos años, y en particular a partir de la crisis provocada por el COVID-19. Dado su carácter multicausal es necesario, para poder elaborar e implementar una estrategia exitosa para su reducción, partir de un diagnóstico acabado de los determinantes de la pobreza. Un primer paso en este camino es reconocer que la pobreza no se distribuye uniformemente en el territorio, ni afecta a todas las regiones con la misma intensidad. A partir de ese diagnóstico, se identifica que Concordia, en Entre Ríos, se ve particularmente afectada, con tasas de pobreza que superan hace años el promedio nacional y provincial.

Concordia cuenta con niveles de pobreza elevados, que alcanzan alrededor de la mitad de su población. Los hogares en situación de pobreza perciben vulneraciones en distintas dimensiones que se refuerzan entre sí; es notorio que la pobreza se concentra en hogares con niños/as y adolescentes, situación que se vincula con mayores obstáculos para conciliar la vida reproductiva con la productiva, sobre todo en las mujeres. Además, en estos hogares se evidencian grandes desafíos para la terminalidad del nivel secundario y la inserción laboral en puestos formales y bien remunerados. También, en los hogares en situación de pobreza, existen grandes déficits en el acceso a servicios de infraestructura, como la red de gas o servicios informáticos.

Estos desafíos se encuentran íntimamente relacionados con la estructura productiva de la región: en los últimos años, las tres actividades con mayor participación en el PBG de la Provincia (comercio, agricultura e industria manufacturera) han tenido un peor desempeño respecto al promedio provincial. Además de estas dificultades, Concordia se caracteriza por tener niveles elevados de trabajo asalariado informal y/o por cuenta propia en relación al promedio nacional y del Gran Paraná. Esto probablemente se vincula con su menor proporción de empleo público y de aquellas actividades ligadas a este.

Los sectores productivos donde se inserta laboralmente una proporción significativa de las personas en situación de pobreza y/o vulnerabilidad de Concordia presentan desafíos importantes. Esta nota se enfoca en sectores de actividad seleccionados por su vinculación con la economía social y popular incluyendo a la recolección y recuperación de materiales, la construcción, la producción de indumentaria, el comercio, la agricultura y actividades primarias y las tareas de cuidados y servicios comunitarios. En la mayoría de estos sectores prima un bajo nivel educativo, bajas remuneraciones y altos niveles de trabajo asalariado informal y/o por cuenta propia. El análisis detallado brinda herramientas para formular políticas públicas que apunten a mejorar sus condiciones de empleo. Esto incluye, estudiar mecanismos para que los sectores ganen escala, accedan a cadenas de comercialización, se vinculen con actividades más dinámicas y avancen con la paulatina formalización de sus actividades teniendo en cuenta las especificidades que los caracterizan.

Finalmente, el diagnóstico de la oferta y demanda laboral en Concordia permite comenzar a identificar ejes centrales para abordar los problemas estructurales que refuerzan la reproducción intergeneracional de la pobreza. En primer lugar, resulta relevante considerar con atención a las políticas de cuidado y aquellas orientadas a los/as niños/as y a los/as jóvenes. Por otro lado, es menester abordar los desafíos por la ausencia de generación de empleo de calidad en Concordia, apuntando a mejorar la productividad de la economía local y las condiciones de empleo en sus sectores más rezagados que, por lo general, emplean a trabajadores/as menos calificados. En este sentido, el diálogo y la generación de consensos con referentes de distintos niveles de gobierno y de diversos sectores de la sociedad puede sentar las bases para formular una estrategia de desarrollo local en el mediano y largo plazo que incorpore en sus objetivos a la inclusión social.

Mujeres en ciencia y tecnología: cómo derribar las paredes de cristal en América Latina

Publicado en agosto de 2021

La ciencia, la investigación y la tecnología son actividades cada vez más relevantes en la economía del conocimiento: vivimos en un mundo en el que la inteligencia artificial se usa cada vez más para automatizar decisiones en diferentes ámbitos y en la vida cotidiana, y que necesita respuestas científicas rápidas frente al avance de pandemias como el COVID-19 y frente a la amenaza del cambio climático. Además, estos conocimientos se tornan cruciales en términos de productividad, ya que se encuentran presentes de manera transversal en todos los sectores de la economía y pueden contribuir a tener procesos más eficientes y a generar empleos de calidad. Los países que dispongan de una masa crítica de estos conocimientos pueden especializarse mejor en sectores más dinámicos y volverse más competitivos, volviéndose referentes en los temas más acuciantes de la agenda global.

A pesar de su relevancia creciente, la ciencia y la tecnología (CyT) es uno de los sectores de la economía con menor participación femenina en el mundo, y en particular en América Latina. Mucho se ha dicho ya acerca de la disparidad en la cantidad de mujeres que estudian carreras relacionadas con la CyT, o de su participación relativa en ámbitos como el académico, pero se sabe poco acerca de cómo se trasladan estos fenómenos al mercado laboral y a la economía. Muchas de las mujeres especializadas en CyT no consolidan carreras profesionales en esos ámbitos, ya sea porque no toman puestos de trabajo en CyT o bien los abandonan en algún momento. Esta situación es conocida en la literatura especializada como “tuberías con fugas” y se utiliza para describir cómo las mujeres abandonan los campos de CyT en todas las etapas de sus carreras.

En Argentina, Brasil y México, aproximadamente un tercio del total de personas ocupadas en los sectores relacionados con CyT –que son los que tienen salarios por encima del promedio de la economía y que ofrecen empleos de mayor calidad-, son mujeres. Entre quienes cuentan con habilidades relacionadas con CyT y realizan tareas acordes en estos tres países las mujeres representan menos de un cuarto. Esta subrepresentación de las mujeres responde a un problema multidimensional y requiere, por lo tanto, un abordaje integral, teniendo en cuenta que las barreras que enfrentan las mujeres arrancan a edades muy tempranas y se suscitan a lo largo de sus trayectorias formativas y laborales.

Los principales caminos que pueden seguir las políticas públicas para sortear estas barreras y promover la inclusión de mujeres en los ámbitos de CyT son dos. El primero es un abordaje integral que ataque todos los obstáculos: políticas educativas y de formación profesional con perspectiva de género para dotar a las mujeres de las habilidades, interés y confianza necesarias y facilitar su acceso al mundo laboral; políticas culturales para derribar sesgos y estereotipos de género en empresas e instituciones, y promover la visibilidad de las mujeres en CyT; políticas para lograr una mejor conciliación entre la vida familiar y laboral y para fomentar la inserción de mujeres en este ámbito y su ascenso a posiciones de liderazgo. El segundo camino es la implementación y profundización de opciones de política que refuercen mecanismos fundamentales: proveer información pública de calidad y de manera sistemática; fortalecer y coordinar los esfuerzos del sector privado y, naturalmente, su sociedad con el ámbito público.

 

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La continuidad educativa en el Barrio Padre Mugica. Acceso a la escuela en tiempos de pandemia.

Publicado en julio de 2021

Si bien la pandemia del COVID-19 comenzó como una crisis sanitaria, también implicó una crisis económica con consecuencias de naturaleza social, laboral y educativa. Los efectos de estas crisis no son homogéneos para los distintos sectores sociales y afectan en mayor medida a la población más vulnerable. Para comprenderlos y diseñar políticas públicas efectivas para responder a ellos es necesario partir de un diagnóstico de las necesidades de esta población en particular.

Este estudio se enfoca en la dimensión educativa de la crisis en el Barrio Mugica, un barrio popular de la Ciudad de Buenos Aires que se encuentra desde 2015 en proceso de integración. El análisis de la experiencia educativa de los niños, niñas y adolescentes durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) es de carácter descriptivo y se basa en la encuesta de 750 hogares del Barrio, con información de 2018, 2019 y 2020. La mayor parte de la información sobre las características de la continuidad educativa se concentra en una sub-muestra de 507 familias que tienen niños y niñas en edad escolar. Además, se complementa con información de la Encuesta Permanente de Hogares y de la encuesta a hogares realizada por el Ministerio Nacional de Educación Nacional y UNICEF para poder comparar la experiencia del barrio con las encontradas en otros relevamientos más amplios. La información disponible permite caracterizar y analizar la frecuencia de la conexión entre los niños y niñas y las escuelas y sus docentes, pero no la calidad de estas interacciones y actividades ni los resultados en el aprendizaje.

Entre los hallazgos del análisis, una de las principales dificultades detectadas es el acceso deficiente a dispositivos de conexión, como computadores y/o tablets. Si bien en el barrio hay una alta cobertura de internet, gran parte del acceso se realiza a través, lo que no difiere demasiado de lo que sucede en otros contextos educativos comparables a lo largo del país.

Se encuentra que la continuidad de actividades educativas en el Barrio Mugica se dio de manera comparable con otros contextos de alta vulnerabilidad social en el país. La gran mayoría de los niños y niñas tuvo actividades de manera diaria o día por medio. Según lo reportado por sus progenitores, solo el 10% de la muestra de niños y niñas no ha realizado actividades y el 8% de los hogares creen que hay riesgo de abandono escolar entre los niños y niñas de su familia. En este sentido, las mayores barreras identificadas para la actividad diaria fueron la entrega de tareas de forma regular, y el acceso a internet y dispositivos para la conexión. Sin embargo, la experiencia del nivel inicial se caracterizó por menos actividades educativas y con menos frecuencia que los niveles primario y secundario.

A partir de este escenario, el ciclo 2021 será necesario reforzar las medidas y condiciones educativas para garantizar los aprendizajes y no profundizar la brecha educativa con los hogares más vulnerables. Primero, es prioritario reforzar la infraestructura escolar, comenzando por la adaptación de las escuelas al distanciamiento social, dado el retorno de las clases presenciales. En segundo lugar, es importante reforzar los sistemas de gestión e información educativa que permitan monitorear las trayectorias individuales y la implementación de distintas iniciativas para poder generar políticas que se dirijan a las poblaciones de mayor necesidad. En tercer lugar, y a partir de la identificación de los estudiantes con mayores dificultades de acceso y aprendizaje, es necesario ofrecerles soluciones que garanticen su continuidad educativa y compensen las brechas de aprendizaje que se hayan generado durante 2020, mediante atención integral y oferta de apoyo intensivo. Por último, es fundamental fortalecer la cobertura de acceso a dispositivos e internet por parte de estudiantes y docentes, así como el apoyo a los docentes en cuanto al acceso a tecnología y sus capacidades de uso de la tecnología (o TIC) con fines pedagógicos tanto para la educación presencial como para los entornos virtuales.