Pobreza y educación: desafíos y políticas


Publicado en abril del 2020

En las últimas décadas el nivel de cobertura de la escuela primaria y secundaria presentó grandes mejoras en nuestro país. Sin embargo, aún quedan pendientes difíciles desafíos en términos de calidad y terminalidad educativa. Las altas tasas de repitencia, abandono y sobreedad, así como también los magros resultados en las pruebas estandarizadas de aprendizaje y las grandes brechas entre estudiantes de distintos niveles de ingresos evidencian estas problemáticas.

Garantizar el acceso a una educación de calidad para todos los niños, niñas y adolescentes es necesario para fomentar el efectivo ejercicio de sus derechos y, además, tiene gran impacto sobre la incidencia de la pobreza y las posibilidades de desarrollo económico a largo plazo.

En términos de acceso, los distintos niveles educativos presentan grandes diferencias: mientras que la educación primaria es prácticamente universal, los problemas de cobertura se concentran en la educación inicial y secundaria, donde el nivel socioeconómico de las familias incide fuertemente en la permanencia escolar. Estas diferencias responden tanto a características estructurales del modelo educativo, como el hecho de que la secundaria fuera pensada originalmente para formar a las elites, como también a características propias de las diferentes edades, como el mayor costo de oportunidad de ir a la escuela entre los jóvenes en edad de trabajar.

En cuanto a la calidad, si bien en la escuela primaria las tasas de repitencia y abandono son relativamente bajas, los resultados de las evaluaciones estandarizadas muestran grandes espacios de mejora, aunque con una leve tendencia positiva en las últimas décadas. Por su parte, la secundaria presenta grandes problemáticas en términos de repitencia y abandono, con un fuerte gradiente socioeconómico, y sus resultados en las evaluaciones se encuentran por debajo del promedio internacional.

Este documento discute algunas de las políticas que se han implementado durante las últimas décadas, con énfasis en aquellas destinadas a mejorar el acceso y la calidad educativa. Entre ellas se destaca el impulso de la agenda de la primera infancia, con la promoción de espacios de enseñanza, crianza y cuidado, y los programas de transferencias monetarias con corresponsabilidades, como la Asignación Universal por Hijo. También se analizan otros programas nacionales como el Asistiré, Conectar Igualdad, el Plan FinES y el Programa de Mejoramiento de la Educación Rural, así como otros subnacionales como el “Vuelvo a Estudiar” de Santa Fe, la Nueva Escuela Secundaria Rionegrina y las Escuelas Promotoras en la Provincia de Buenos Aires. A su vez, se destaca la importancia de la  generación de información educativa y su uso estratégico para la formulación e implementación de políticas destinadas a mejorar la calidad del sistema educativo.

Los conocimientos y las habilidades que los niños, niñas y adolescentes adquieren durante su paso por el sistema educativo inciden en gran medida sobre sus trayectorias futuras. En este contexto, es preciso analizar los espacios de vacancia en el sistema educativo actual para promover políticas destinadas a su mejora y así fomentar una mayor igualdad de oportunidades entre todos los niños, niñas y adolescentes del país. El presente documento ofrece un punto de entrada a este desafío.

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