¿Cómo diseñar metas e indicadores para el monitoreo y evaluación de políticas públicas?

Publicado en junio de 2019

Una gestión pública de calidad necesita desarrollar políticas basadas en evidencia. La producción y el uso de evidencia y conocimiento como insumos para tomar decisiones son un rasgo crítico de las políticas públicas. Desde la identificación de los problemas, la planificación de las intervenciones, su seguimiento periódico, el reconocimiento de buenas prácticas y la sistematización de lecciones, la política pública usa y produce conocimiento. Así, la incorporación del monitoreo y la evaluación (M&E) y el manejo del conocimiento a las prácticas cotidianas de la Administración Pública puede generar muchos beneficios para estas organizaciones.

1. ¿Qué es la gestión por resultados?

Guía n°1: gráfico explicativo sobre qué es la gestión por resultados
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2. Monitoreo y evaluación 

Guía n° 2: explicación sobre qué es el Monitoreo y Evaluación
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3. Teoría de cambio

Guía n° 3: explicación sobre la Teoría de cambio
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4. Objetivos y metas. Elementos claves de una carta de navegación 

Guía n° 4: sobre los objetivos y metas - elementos claves de una carta de navegación
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5. Cómo construir indicadores 

Guía n° 5: sobre la construcción de indicadores
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Empleo, crecimiento y equidad. Impactos económicos de tres políticas que reducen las brechas de género

Publicado en mayo de 2019

Este trabajo fue elaborado por Gala Díaz Langou, Florencia Caro Sachetti, Matilde Karczmarczyk, Belén Bentivegna,y Santiago Capobianco

La equidad económica de género es indispensable para el efectivo goce de los derechos de las mujeres y también para lograr un desarrollo sostenible e inclusivo. Este documento plantea, costea y analiza los impactos económicos sobre empleo, Producto Bruto Interno  y recaudación fiscal de tres políticas que pueden promover la incorporación de las mujeres en el mercado laboral. Así, busca reafirmar lo que ya demuestra la experiencia internacional y la literatura especializada de que existe una relación positiva entre la equidad económica de género y el desarrollo a nivel micro y macro.

En primer lugar, propone la ampliación de la oferta de espacios de crianza, enseñanza y cuidado, y pondera tres escenarios distintos que pueden pensarse en una secuencia gradual. El escenario de mínima inversión en esta política permitiría alcanzar una tasa de asistencia del 53% de los niños menores de 4 años, incrementando 20 puntos la cobertura actual. En el escenario de inversión media, la cobertura ascendería a 60%; y en el de máxima, a un 67%.

En segundo lugar, plantea la implementación de la jornada extendida en escuelas primarias hasta llegar al 30% de matrícula en el nivel estatal, de acuerdo al objetivo de que la Ley de Financiamiento Educativo (2005) definió para 2010 y permanece incumplido. Por último, propone la modificación del régimen de transferencias a las familias con niños y adolescentes hasta alcanzar la universalización de la cobertura y un incremento de los montos para las familias que reciben la Asignación Universal por Hijo y las Asignaciones Familiares por Hijo del sistema contributivo.

Cada una de estas políticas podría generar un aumento del empleo total de entre 0,7% y 6,4% – es decir, entre 132.700 y 1.285.000 puestos de trabajo nuevos- y alrededor de la mitad de los puestos creados serían ocupados por mujeres. Este porcentaje superaría el 60% en el escenario de máxima de la ampliación de la oferta CEC. Además, estas tres políticas tendrían un fuerte impacto sobre el crecimiento económico: el aumento total del PBI asociado a su implementación oscila entre 0,7% y 5,3%. La inversión bruta para implementar cada una de estas políticas va desde un 0,6% a un 3,6% del PBI. Sin embargo, las tres tienen una alta capacidad de repago: cerca de 60% de la inversión inicial se puede recuperar mediante la recaudación de impuestos.

Invertir en estas políticas permitiría avanzar en los objetivos de dos agendas estratégicas para el país: la de los derechos de la infancia y la de la equidad de género. Priorizar la expansión de los espacios CEC, la ampliación de la jornada extendida y la universalización de las transferencias puede parecer costoso y complejo, especialmente en épocas de inestabilidad económica. Sin embargo, son de las mejores inversiones que un país puede realizar para lograr una mayor equidad y garantizar un mejor futuro.

Economía de plataformas y empleo ¿Cómo es trabajar para una app en Argentina?

Publicado en mayo de 2019

Este trabajo fue realizado por CIPPEC, BID Lab y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Sus autores son Javier Madariaga, César Buenadicha, Erika Molina, y Christoph Ernst.

El fenómeno de las plataformas digitales, que cuenta con cerca de 10 años a nivel global y ha significado una de las mayores disrupciones en el mundo del trabajo, es relativamente reciente en Argentina. A principios de 2016 operaban en el país cinco plataformas, todas de capitales nacionales. A partir de ese año, principalmente producto de la flexibilización del sistema de pagos al exterior y otros factores, se aceleró el ingreso de nuevas plataformas y filiales de empresas extranjeras al mercado argentino, lo que favoreció a su vez un flujo de nuevas inversiones dirigidas a las plataformas de origen local que ya estaban instaladas.

En efecto, durante los dos años sucesivos se incorporaron al menos ocho nuevas plataformas que ofrecen oportunidades de generación de ingresos. Sin embargo, la información vinculada a las formas de trabajo a través de plataformas digitales no está alcanzada por las estadísticas oficiales, por lo que las mismas quedan invisibilizadas en otras categorías: ocupados no asalariados, trabajadores por cuenta propia, algunas formas de trabajo atípico asalariado o trabajadores informales.

El presente estudio reviste especial importancia en tanto constituye la primera iniciativa de clasificación, caracterización y análisis del trabajo de plataformas en Argentina.

Los resultados de este estudio demuestran que, aunque el fenómeno todavía presenta un desarrollo incipiente, el conjunto de usuarios-proveedores de servicios a través de plataformas digitales representaba en 2018 el 1% del total de ocupados de la Argentina.

Otra de las grandes conclusiones que se desprenden de este trabajo de investigación es que, aunque la economía de plataformas ofrece nuevas oportunidades para generar ingresos –y cumple un rol de contención social frente al desempleo y la subocupación–, genera retos desde el punto de vista regulatorio y desafía el alcance de las normas laborales, fiscales y de protección a los trabajadores que fueron pensados para la economía tradicional.

Características sociodemográficas

Con respecto a la distribución etaria, se destaca que en las plataformas digitales predominan los trabajadores jóvenes. En efecto, más del 90% de los prestadores es menor de 60 años, y un tercio tiene menos de 30. Asimismo, la edad promedio de los trabajadores de plataformas en Argentina es de 38 años (Gráfico 5) (*).

Gráfico explicativo sobre el promedio de edad de usuarios-proveedores de servicios a través de plataformas digitales, según plataforma

usuarios-proveedores de servicios a través de plataformas digitales – promedio de edad según plataforma

A su vez, existe una importante disparidad de género en el trabajo en plataformas, altamente masculinizado. De hecho, casi 4 de cada 5 trabajadores de plataformas son hombres.

En cuanto al nivel educativo (Gráfico 7), si bien varía sustancialmente según la plataforma, los trabajadores de plataformas cuentan, en promedio, con niveles de estudios elevados. En efecto, casi el 90% de los encuestados ha finalizado el nivel secundario. Inclusive, un 37% afirma haber terminado estudios superiores.

Gráfico sobre el máximo nivel educativo alcanzado en usuarios-proveedores de servicios según plataforma

En este sentido, se puede sostener que los trabajadores de plataformas tienden a estar más educados que la población ocupada en general y, dado que en su mayoría se concentran en servicios que requieren habilidades técnicas entre medias y bajas, se podría afirmar que están sobrecalificados respecto de las tareas que realizan. A su vez, este fenómeno podría deberse a que los trabajadores de plataformas tienen dificultades para encontrar un empleo tradicional y terminan recurriendo a las plataformas por necesidad, tal como sugieren algunas.

Sin embargo, cuando uno observa los incentivos de los encuestados para trabajar en la economía de plataformas (Gráfico 23), solo un 20% del total sostuvo que su motivación principal se debió a la dificultad para encontrar otros trabajos. Los argumentos más esgrimidos fueron la posibilidad de conseguir un ingreso extra y las modalidades de trabajo flexible que permiten este tipo de actividades.

Gráfico sobre la principal motivación para trabajar en la plataforma de los usuarios-proveedores de servicios

Las plataformas tampoco parecen ser una vía hacia el primer empleo. De hecho, los datos recogidos muestran que casi la totalidad de los encuestados posee o poseyó una ocupación antes de ingresar en la plataforma, de los cuales un 60% tenía experiencia laboral previa en tareas que realiza actualmente.

Otra característica sobresaliente del presente capítulo es que más del 20% de los trabajadores de plataformas provienen de otros países, porcentaje muy superior a la porción inmigrante de la población argentina (4,6%). Entre los trabajadores de plataformas, los venezolanos se destacan como el colectivo inmigrante más numeroso. En línea con esto, un informe de 2015 de la OIT afirma que, en Argentina, independientemente de sus características demográficas, educativas y laborales, los trabajadores inmigrantes sudamericanos tienen un 12% más de probabilidades de acceder a un empleo informal que los trabajadores argentinos.

Por último, es importante destacar que, entre quienes se dedican exclusivamente a su trabajo en la plataforma, antes estuvieron un promedio de alrededor de 4 meses buscando otras oportunidades laborales.

Ingresos

Sin embargo, estas cuestiones no deben restar valor a la importancia que le atribuye el proveedor de servicios a su trabajo. En este sentido, poco más de la mitad de los encuestados declaran no recibir otros ingresos laborales por fuera de los que genera su actividad en la plataforma y un 60% manifiesta que no hubiese podido hacer frente a sus gastos habituales de no haber sido por dicha ocupación, sobre todo entre quienes realizan actividades técnicas u operativas. Al mismo tiempo, quienes sí poseen alguna fuente de ingreso alternativa, sostienen que las ganancias provenientes de su actividad en las plataformas representan, en promedio, el 65% de su renta total.

Respecto de este punto, es importante mencionar que, por una parte, aproximadamente dos tercios de los encuestados afirman que sus ingresos a través de las plataformas son estables, especialmente entre quienes prestan servicios físicos de alta calificación y/o realizan actividades capital-intensivas, y que, por otra parte, 3 de cada 4 creen que sus ganancias aumentarán o se mantendrán de igual manera el año próximo (Gráfico 19)

Gráfico sobre cómo creen los usuarios-proveedores de servicios que serán sus ingresos por su trabajo en la plataforma el año próximo

Con respecto a las horas dedicadas al trabajo, los prestadores de servicios a través de plataformas declaran trabajar 7 horas por día hábil en promedio, aunque aparecen ciertos matices en función del hecho de que la persona reciba algún tipo de ingreso extra por fuera de su actividad o de la motivación que empujó a la misma a volcarse a esta forma de trabajo. Aun así, casi el 60% de los encuestados trabaja menos de 40 horas semanales, y casi tres cuartos lo hace en horarios rotativos.

Condiciones laborales

En torno a las condiciones laborales, cierta informalidad de los trabajadores de plataforma puede ser observada. En efecto, sólo un 55% de los encuestados afirmó realizar aportes provisionales por su actividad en la plataforma (de los cuales casi el 90% lo hace a través del régimen de monotributo), y apenas el 40% posee una obra social a raíz de su trabajo (Gráfico 37).

Gráfico sobre los aportes jubilatorios de los usuarios-proveedores de servicios de plataformas digitales

Líneas de acción

La realidad de los trabajadores de plataformas es heterogénea, máxime si se tiene en cuenta el tipo de tarea y el nivel de calificación requerido. Por ejemplo, mientras que muchos de los trabajadores que realizan tareas físicas de baja calificación se encuentran en una situación de vulnerabilidad, otros, como el caso del servicio doméstico, se ven beneficiados por las plataformas tanto por mejoras en las condiciones laborales como en la formalización. Por su lado, para los trabajadores de plataformas que realizan tareas de tipo virtual y de alta calificación, la economía de plataformas no solo representa oportunidades de desarrollo profesional, sino que podría contribuir de manera significativa al desarrollo económico del país.

Algunas líneas de acción se tornan imprescindibles luego del análisis volcado en el presente documento. Resulta fundamental comprender el entramado de situaciones que se verifican en el marco de la Economía de Plataformas, desde las relaciones comerciales y laborales legítimas hasta las relaciones de dependencia encubiertas.

Por eso, y aunque no es conveniente aplicar recetas únicas y universales para todas las plataformas y los trabajadores involucrados, de acuerdo a las conclusiones de estudio se desprenden algunos posibles lineamientos de política pública:

1.- Comprender el fenómeno de la economía de plataformas y generar acciones normativas pertinentes.

2.- Debatir la regulación en el marco del diálogo y no por la vía judicial, evitando introducir distorsiones que incentiven a la informalidad o vuelvan inviables los modelos de negocios.

3.- Discutir y replantear algunos aspectos de la regulación laboral, de modo de contemplar los escenarios propuestos por los cambios tecnológicos (por ejemplo, que la LCT promueva condiciones de trabajo decente y un piso de derechos y beneficios, independientemente de la condición de asalariados, no asalariados, típicos o no típicos).

4.- Simplificar y facilitar la formalización y registro de los trabajadores.

5.- Reconocer la reputación digital como capital privado y portable de los trabajadores de la economía de plataformas (posibilidad de compensar la falta de credenciales o certificaciones formales).

6.- Incorporar en las estadísticas oficiales categorías específicas que permitan conocer, visibilizar y dimensionar la realidad particular de los trabajadores de plataformas.

7.- Generar espacios público-privados de colaboración para invertir en capacitación y desarrollo de habilidades de los trabajadores de la economía de plataformas.

8.- Identificar y promover oportunidades e incentivos para facilitar la inclusión de colectivos vulnerables o marginados (migrantes, personas con discapacidad, madres solteras, jóvenes en riesgo, entre otros) en la economía productiva a través de la economía de plataformas.

9.- Desarrollar políticas específicas para mejorar las trayectorias laborales y aprovechar el potencial de los trabajadores virtuales de alta capacitación, lo que redundaría en una oportunidad para exportar servicios basados en conocimiento y evitar la fuga de talentos. En ese sentido, las políticas orientadas al desarrollo de competencias requieren:

10.- Desarrollar políticas que reduzcan las complejidades administrativas y barreras financieras que entorpecen la competitividad en el mercado global.

Los anteriores son algunos ejemplos de cómo, a través de políticas públicas activas, se pueden aprovechar las oportunidades y mitigar los efectos no deseados de la economía de plataformas en el mercado laboral. En este sentido, es fundamental que dichas políticas sean definidas a partir de un proceso participativo, donde los usuarios, los trabajadores, y las plataformas, tanto locales como las de alcance global, sean tenidos en cuenta durante el proceso decisorio.

(*) Para una mejor lectura del informe, esta síntesis conserva como referencia los números de gráficos del documento original

Inserción internacional de Argentina: el desempeño exportador como límite al crecimiento económico

Publicado en mayo de 2019

La economía argentina experimentó una serie de cambios salientes en la estructura y dinámica de las exportaciones durante los últimos veinte años. La expansión de la producción de oleaginosas, la caída significativa en la oferta exportable de energía y el dinamismo en las ventas externas de los denominados “servicios basados en el conocimiento” (SBC) –servicios informáticos, empresariales, software, industria audiovisual y otros-, fue acompañado por un estancamiento de las cantidades exportadas de bienes en los años más recientes.

A su vez, la Argentina quedó mayormente al margen de los aspectos más dinámicos de la globalización por su desconexión de las Cadenas Globales de Valor (CGV) que, desde hace dos décadas, vienen reorganizado la producción mundial. Estas se caracterizan por la desconcentración geográfica (off-shoring) y la separación y desintegración vertical (out-sourcing) que localizan la producción donde la reducción de costos más que compensa las dificultades de la distancia y la coordinación.

La consecuencia práctica de la escasa vinculación con las CGV y la estructura actual de exportación es un bajo nivel de exportaciones con relación al tamaño de la economía y de la población del país. Este fenómeno constituye una restricción al crecimiento económico y al desarrollo de largo plazo en un contexto de estancamiento – alternando recuperaciones de corta duración y recesiones-, durante los últimos ocho años.

Hacia una trayectoria de crecimiento económico

Una nueva estrategia comercial no puede ejecutarse de forma aislada: se requiere una acción coordinada de la macroeconomía, el desarrollo productivo y la estrategia comercial.  Una condición necesaria para alcanzar la trayectoria del crecimiento económico es consolidar el desempeño exportador.

¿Cuáles son los aspectos más relevantes para dinamizar la plataforma exportadora de Argentina? Este documento realiza un primer diagnóstico que identifica los principales factores subyacentes al desempeño exportador de la economía argentina. Repasa la estrategia reciente en materia de política comercial, valora sus resultados y las restricciones que encontró para alcanzar las metas propuestas, y señala los principales hitos de la tarea pendiente.